La superficie de cultivo de regadío en 2017 ha ascendido a 330.812 hectáreas en la Comunitat Valenciana y supera por segundo año consecutivo a la de secano (323.219 hectáreas), de modo que ya representa más del 50% del total de las tierras de cultivo, según el informe 'El regadío en la Comunitat Valenciana', realizado por la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural.

La agricultura en el territorio valenciano se caracteriza por su alta especialización en cultivos de regadío, tanto a nivel productivo como a nivel de exportación. Este informe -basado en datos de la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivo (Esyrce), el Informe del Sector Agrario Valenciano (ISAV), y la Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario del INE-, analiza la evolución de la superficie de regadío, así como el volumen de agua de riego utilizado por las explotaciones agrarias.

La disminución de la superficie de secano en los últimos 30 años (-44,07%) es el principal causante de la reducción de tierras de cultivo (-29,93%), ya que el descenso en regadío ha sido menor (-6,92%). De hecho, el porcentaje de la superficie de regadío con respecto al total de las tierras de cultivo ha pasado del 38,08% en 1985 al 50,58% en 2017.

La implantación del sistema de riego localizado ha alcanzado una superficie de 203.101 hectáreas regadas en 2017, lo que representa el 70% de la superficie total regada. El riego por gravedad, con 85.585 hectáreas regadas, representa el 29,50% de la superficie total regada, mientras que los riegos por aspersión y automotriz son poco significativos.

En 2015 se utilizaron 1.218 millones de metros cúbicos de agua en las explotaciones agrarias de la Comunitat Valenciana, de los cuales el 52,05% correspondieron a riego localizado, y el 47,76%, a riego por gravedad. Asimismo, la mayor parte del agua disponible para riego procede de aguas superficiales (un 62,10% en el año 2015).

El consumo estimado de agua para riego de la media de los últimos tres años de los que se dispone de datos (2013-2015) asciende a 4.218 m3/hectárea, un 13,28% inferior al estimado en el trienio 2006-2008 (4.864 m3 /hectárea), lo que confirma que el consumo de agua por hectárea es mucho menor utilizando riego localizado que por gravedad. De hecho, el consumo de agua por riego localizado de la media de los años 2013-2015 ha sido aproximadamente la mitad del consumo de agua por riego por gravedad (-46,33%).