Si se localizan las agallas que denotan su presencia, los castaños afectados deben ser arrancados y quemados.

La avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) ha sido detectada en el Valle del Tiétar, en la provincia de Ávila, según ha confirmado la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que ha instado a todos los particulares que cuenten con castaños en la zona, y en especial a los que hayan realizado plantaciones recientes, a la revisión del estado fitosanitario de los mismos para la detección precoz de este himenóptero procedente de China y la principal amenaza para los castaños europeos por su rápida expansión. 

La Dirección General del Medio Natural de Castilla y León, para prevenir la expansión de la avispilla del castaño en la Comunidad, ha insistido en la necesidad de conocer el origen de la planta antes de su adquisición, evitando aquellas que provengan de zonas donde ya se conozca la existencia de esta plaga, ya que el riesgo de que venga infectada y no se advierta su presencia es máximo. También recomienda la vigilancia intensiva en las nuevas plantaciones, verificando regularmente que no se forman agallas, y la eliminación inmediata de los pies afectados con presencia de agallas, mediante el arranque y quema de los mismos, antes de la emergencia de los adultos desde las agallas, hecho que se produce al final de la primavera.

El mejor síntoma de identificación de esta plaga es el desarrollo de agallas de 1-3 centímetros de diámetro, verdes o rosas, sobre ramitas jóvenes, brotes y hojas, que se produce al comenzar a brotar las plantas en primavera.

La única forma de evitar su dispersión es la prevención. Si se evita la entrada de material procedente de zonas contaminadas y se emplean plantas y estaquillas de la propia zona, el riesgo de infestación se reduce considerablemente. No obstante, donde se establezca la avispilla es prácticamente imposible su erradicación.

La dispersión natural de la avispilla también es muy difícil de impedir, salvo en masas muy aisladas de otras, donde la posibilidad de la llegada de la avispilla volando es muy reducida. Por este mótivo, aunque ya se haya detectado la presencia de avispilla, siguen siendo válidas las recomendaciones de evitar el movimiento de plantas de castaños de unos sitios a otros.

En 2012 se produjeron las primeras interceptaciones de esta plaga en Castilla y León, en viveros en 2012. En 2015 se produjo la primera detección en masas naturales en el norte de Burgos.

Fotografía: Agalla de Dryocosmus kuriphilus (autora: Serena Santolamazza-Carbone)