La Comisión Europea ha publicado la Decisión de Ejecución (UE) 2018/927, por la que amplía la zona de contención de Xylella fastidiosa en Italia ante la evidencia de que ya no es posible erradicar la bacteria en la actual zona tampón.

De esta forma, la nueva zona demarcada, sujeta a medidas de contención en lugar de aplicar medidas de erradicación, incluye las provincias de Brindisi y Tarento, en los que se han detectado brotes, y a parte de la provincia de Bari, en la que es probable que X. fastidiosa ya se haya propagado y establecido.

En el documento se expone que el 12 de marzo, las autoridades italianas notificaron la detección de brotes de Xylella en diferentes partes de la zona tampón y, en particular, un gran número de brotes en la última franja de 20 km de la zona infectada, adyacentes a la zona tampón, en el sur de Apulia (Italia). El número de estos brotes ha llevado a la conclusión de que ya no es posible la erradicación en la actual zona tampón.

Asimismo, “debido a los importantes retrasos en la eliminación de las plantas infectadas por el organismo especificado”, la CE advierte del elevado riesgo de que prosiga la propagación hacia el norte de la región de Apulia, debido a que las actuales zonas de contención y tampón ya no cumplen sus funciones. Por este motivo, especifica que esta ampliación “debe realizarse sin demora, habida cuenta del riesgo de que el organismo especificado siga propagándose por el resto del territorio de la Unión, que se ha incrementado con el inicio de la temporada de vuelo de los insectos vectores a principios de la primavera”.

El impacto de la propagación de la bacteria en esta región del sur de Italia está siendo dramático. Desde su aparición, la epidemia ha provocado una grave repercusión económica y social: unos diez millones de olivos y mil millones de euros de pérdidas. Recientemente, se anunció que los Servicios de Sanidad Vegetal de Apulia podrán autorizar la plantación, en el área infectada, de las variedades de olivo Leccino y FS-17, las primeras cuya resistencia a la bacteria ha quedado demostrada en pruebas de laboratorios.

Fotografía: Ponte Project.