La Unión Europea (UE) prepara la supresión de 77 materias activas que se emplean en la elaboración de productos fitosanitarios básicos para combatir las plagas y enfermedades agrícolas.

El Diario Oficial de la UE, en el reglamento de ejecución 2015/408 de la Comisión, incluye esta amplia lista de sustancias candidatas a la sustitución, es decir, a su prohibición en la agricultura, si cumplen al menos uno de los criterios adoptados en materia de toxicidad.

De llevarse a cabo la eliminación de las materias activas seleccionadas, este enésimo recorte se sumaría a los efectuados a raíz de la política fitosanitaria instaurada por la UE, la cual ha dejado en el camino el 72% de las 970 sustancias existentes en Europa hace apenas cuatro años.

Las consecuencias de estas disposiciones son extraordinariamente graves para los agricultores puesto que al disponer de un número cada vez más limitado de sustancias para luchar contra las plagas, sus cultivos sufren con mayor virulencia la incidencia de las mismas, así como un incremento de los costes de producción derivado básicamente del encarecimiento de los productos disponibles en el mercado y la aparición de resistencias.

En respuesta a la preocupación que levanta en el sector agrario la progresiva falta de medicinas para minimizar los daños que causan las plagas y enfermedades, la Asociación Europea para la Protección de las Plantas (ECPA, siglas en inglés) acaba de poner en marcha un ambicioso estudio que pretende medir la incidencia de la disminución de sustancias activas sobre los principales cultivos y su impacto social, económico y medioambiental. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) colabora, junto a otras organizaciones y cooperativas, en este análisis que aportará datos de España, Alemania, Austria, Francia, Italia y Países Bajos. En la agricultura española se evaluarán los efectos de la pérdida de fitosanitarios y la generación de resistencias en cultivos tan representativos como cítricos, olivar y frutales de hueso, aunque el informe también podría incorporar la viña, arroz, cereales o tomate.

"A falta de conocer los datos concretos y cuantificables, es evidente que el impacto de la nueva normativa fitosanitaria está siendo devastador para la eficiencia y la competitividad agraria europea", denuncia el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado. "Las regiones mediterráneas ?añade? son las más damnificadas porque la alarmante supresión de materias activas se ha cebado especialmente con los insecticidas, que son los más necesarios para luchar contra las plagas más extendidas en la agricultura valenciana". Aguado critica que "Bruselas tenga más en cuenta el riesgo potencial de determinados productos que las ventajas reales que entraña su uso reglamentado y controlado por parte de los agricultores".

Además, y para acabar de complicar un panorama ya de por sí bastante restrictivo, Bruselas está definiendo y evaluando actualmente sustancias como los llamados alteradores endocrinos o los insecticidas neonicotinoides, lo cual se traducirá, con toda probabilidad, en la supresión de más sustancias químicas.

En palabras de Aguado, "nos parece una paradoja irritante que la misma Europa que nos quita las pocas armas que tenemos para combatir las plagas, llegue incluso a permitir a terceros países que traten sus cítricos con destino al mercado comunitario con una sustancia como el acetato de guazatina que está prohibido para los cítricos europeos. De igual modo, es intolerable que la misma Europa que nos dificulta cuidar la sanidad vegetal de nuestros cultivos, muestre al mismo tiempo una absoluta incompetencia para evitar la entrada de nuevas plagas y enfermedades de cuarenta. Muchas cosas están fallando en la política fitosanitaria europea y exigimos un cambio de rumbo radical".