Sección: Riego localizado
Abstract: La alta capacidad de adaptación de la viña a las distintas condiciones edafoclimáticas, y debido, en su momento, a la prohibición del riego, daba lugar a que fuera el déficit hídrico existente en el viñedo español el factor condicionante y limitante por excelencia de su capacidad productiva y cualitativa.
Las sequías de los últimos años y la derogación, a finales de 1995 del Artículo 42 del Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes (Ley 25/1970), que prohibía el riego de los viñedos destinados a la producción de uva para vinificación, trajeron como consecuencia un notable crecimiento, no del todo regulado, de las parcelas cultivadas bajo la técnica del riego localizado. En la actualidad se estiman alrededor de 90.000 ha en regadío, de las cuales 70.000 ha se destinan a la vinificación.
Un riego excesivo, generalizado, presumiblemente puede llevar a aumentos exagerados de producción con disminución de la calidad, como ya se ha podido constatar en algunos casos; al igual que aportes moderados en momentos indiscriminados. Sin embargo, la aplicación de cantidades moderadas de agua de riego en momentos estratégicos conduciría a producciones más constantes, sin merma apreciable de la calidad.
Si bien la vid se muestra muy resistente a largas épocas de sequía, pasado por períodos difíciles, una abundante disponibilidad de agua influye favorablemente en la producción, pero con una incidenciadirecta en la calidad, que es un factor decisivo a la hora de ponderar la conveniencia de una superproducción a costa de un menoscabo de la misma.
En general, existe un claro consenso en que el riego favorece el desarrollo vegetativo y aumenta la producción (mayor numero de bayas y mayor peso de baya) de uvas, lo que afecta a la composición de los mostos y a la calidad de los vinos; la calidad de los vinos está más relacionada con la carga del cultivo (peso cosecha/ peso madera poda) que con la producción. Como consecuencia del mayor tamaño de las bayas la relación hollejo/pulpa disminuye con el riego, produciéndose una dilución de las sustancias colorantes, observándose una pérdida de color y retrasando la maduración de la fruta y del agostamiento de la madera. Por este motivo algunos autores recomiendan reducir los aportes de agua para producir un ligero estrés durante la maduración de las uvas que permita obtener niveles de azúcar y polifenoles apropiados para obtener vinos de calidad. Comprar Revista Phytoma 150 - JUNIO-JULIO 2003