Sí, es cierto: somos agricultores y ganaderos... Lo confesamos: en nuestro trabajo usamos recursos naturales: tierra, agua, luz... y medios de producción artificiales: combustible, energía eléctrica, algunos productos químicos... Exactamente igual que en el transporte, la industria metalúrgica, la medicina y las corredurías de seguros. Y sí... también es verdad: en nuestro oficio intentamos progresar, obtener beneficios, sacar adelante a nuestras familias y mejorar nuestra calidad de vida. En esto tampoco nos diferenciamos demasiado de otros ciudadanos que no son ni agricultores, ni ganaderos.

Entonces ¿por qué se está instalando en una parte importante de esta sociedad urbanita la idea de que son los profesionales del campo los esquilmadores de la tierra, los contaminadores del medioambiente, los derrochadoresdel agua y de que hay que restringir su actividad, poner limites a sus potencialidades,frenar su capacidad de producción?.

Se puede aceptar de antemano que, en esta profesión como en cualquier otra, hay una minoría de personas que en el ejercicio de su trabajo carecen de toda ética. Son los que con su actuación avergüenzan a sus compañeros y a los que no podemos defender ni siquiera por un corporativismo mal entendido.

Sin embargo, los agricultores y ganaderos no podemos aceptar bajo ningún concepto la criminalización, la persecución de que estamos siendo objetoporque se basa en argumentos falsos. Esa visión equivocada que una parte dela sociedad y de los poderes públicos tienen de la agricultura como depredadora,esa mentira, acaba al final traduciéndose, por ejemplo, en una propuestade Régimen de Explotación del Acuífero 23 que recorta las dotaciones de regadíohasta límites que hacen inviable en muchos casos los cultivos en un territorioseco como es Castilla-La Mancha y es una seria amenaza para la economíay el empleo de muchos de nuestros pueblos.

Conviene aclarar que un agricultor o un ganadero no necesita ni una sola gota más de agua que cualquier ciudadano... la justa para beber, lavarse y losservicios sanitarios. El resto del agua que dicen que gastamos la consumen en realidad los 40 millones de ciudadanos de este país que mantienen el hábito(al parecer nefasto) de hacer tres comidas al día.

¿Alguien se ha preguntado alguna vez cuantos litros de agua consume concada vaso de leche que toma en el desayuno?, ¿cuántos litros de agua han sido necesarios para la tostada de pan con mermelada de melocotón?, ¿cuántos para el zumo de naranja?, ¿cuántos para los cereales que flotan en el tazón?. Por cada vaso de leche que se bebe cada ciudadano de este país está "derrochando" 166 litros de agua... por cada cucharada de azúcar que pone al café está "malgastando" casi 12 litros de ese recurso tan escaso y preciado. Cuando sobre nuestra mesa ponemos un filete de ternera o una chuleta de cordero, estamos consumiendo al mismo tiempo el agua que bebe el animal a lo largo de su vida, la que se necesita para producir la alfalfa o la cebada de que se alimenta y la que se ha utilizado en mantener la limpieza y la higiene de las instalaciones.

Por lo tanto... ¿somos los agricultores los que "malgastamos" el agua exclusivamente en nuestro propio beneficio?, ¿somos únicamente nosotros en definitiva quienes la necesitamos?. Acusar de saqueo a aquellos que usan los mediosde producción para elaborar los bienes (que en este caso son, además, alimentos de primera necesidad) que luego les compramos (exigiendo, por supuesto, precios moderados) es pura hipocresía.

Esos mismos que nos acusan a los agricultores de expolio y agresión ambiental es bastante probable que acallen sus ecologistas conciencias, usando papel reciclado (yo también lo uso), metiendo dos botellas llenas de agua en la cisterna de WC (yo también las tengo) y separando la basura orgánica, de los plásticos y el vidrio (yo también lo hago). Pero también es bastante probable que no se sientan en absoluto culpables cuando el desagüe de sus lavadoras vierte el detergente de sus coladas directamente a los ríos porque la depuradora municipal no funciona o simplemente no existe; o cuando el tubo de escape de su automóvil se une al de otros miles y miles de conductores en cualquiera de los atascos de entrada y de salida de las grandes ciudades; o cuando en su oficina o en su casa baja un par de grados el aire acondicionado cuando aprieta el calor en verano o los sube en invierno "si el grajo vuela bajo".

 

La protección del Medio Ambiente es cuestión de todos

La protección del Medio Ambiente es cuestión de todos. También nuestra, no nos escondemos. Por eso los agricultores estamos aceptando sin rechistar que se legisle sobre ecocondicionalidad (18 Directivas y Reglamentos de la UE; otros tantos Reales Decretos y Leyes Estatales, más las normas autonómicas); que se ponga por escrito que estamos obligados por Ley a hacer lo que la inmensa mayoría de nosotros lleva haciendo voluntariamente desde siempre: usar los recursos de forma sensata, razonable y sostenible... lo que no muchos otros pueden decir.

Pero a cambio también creemos tener derecho a exigir que todos, el conjunto de la sociedad, esté dispuesta a asumir muchos otros compromisos. Porejemplo, que se persiga, se multe ejemplarmente y se penalice sin ayudas a lasempresas e industrias -grandes, pequeñas y medianas- que construyan, fabriquen,viertan, extraigan, transporten, confeccionen, transformen o manufacturenlo que sea sin respetar todas y cada una de las normativas medioambientalesque les afecten. Si eso repercute en un encarecimiento de los productosy en la subida del IPC... que le vamos a hacer, el medioambiente lo precisa.

O también, que se establezcan límites en todos los usos no básicos del agua (incluidas piscinas, parques temáticos, complejos turísticos, campos deportivos y jardines públicos y privados). Si eso representa que las familias que viven del turismo en el Levante o en otros muchos sitios tienen que recortar sus ingresos o dedicarse a otros menesteres... mala suerte.

Tampoco estaría de más, que se estudiaran y se pusieran en marcha restricciones en la utilización de los vehículos privados cuando existan transportes públicos alternativos (o sea, casi siempre). Si eso significa que vamos más incómodos y gastamos un par de horas más todos los días en transporte... nos consolará pensar que contribuimos a reducir la contaminación y el efecto invernadero.

Igualmente se tendría que obligar a todos los ayuntamientos a contar con las adecuadas estaciones depuradoras y con los servicios necesarios de recogida selectiva de basura y de reciclado de la misma. Es probable que eso supusiera un aumento significativo de los impuestos y tasas... pero seguro que no nos importa a cambio de que nuestros ríos corran cristalinos.

Seguro que alguna de las cosas que hemos mencionado será una tontería... casi tanto como pensar que una viña en espaldera se puede sacar adelante en nuestro clima con 700 m3/ha.; o que es imprescindible que los cerdos lleven calefacción en el camión y que paren a estirar las patas de cuando en cuando mientras se les lleva a matadero... y esas cosas pasan o están a punto de pasar.

Es como si para tomar una medida de carácter ambiental en cualquier otro ámbito de la actividad humana hubiera que pensárselo mucho, hacer informes, consultar expertos, ponderar efectos económicos y sociales... mientras que en el caso del sector agrario se aplica lo de "amputar por lo sano, no vayamosa quedarnos cortos". Y si no tienen que regar, pues que no rieguen; y si no tienen que abonar, pues que no abonen; y si no pueden tratar, pues que no traten; y si no pueden vivir...

 

La agricultura aliada del Medio Ambiente

Sin embargo, muy pocos se han parado a pensar en los efectos beneficiosos que la agricultura tiene sobre el Medio Ambiente. Casi nadie los reconoce, peroahí están y, además, los cedemos gratuitamente, sin contraprestación alguna.

Las plantaciones de viñedo, de olivar, de almendros y otros frutales (más de 1 millón de hectáreas en Castilla-La Mancha) que fijan el suelo y lo protegen y son, en muchos de nuestros pueblos los únicos árboles que rompen la uniformidad del paisaje y la última barrera contra el avance del desierto.

Los cultivos agrícolas son, además, una red de retención del agua. Esa agua que dicen que consumimos, en realidad sólo es aprovechada por la planta en un alrededor de 1% y el resto vuelve a la atmósfera por transpiración, favoreciendo la formación de nubes y la lluvia.

Millones de hectáreas de tierras de cultivo (cuatro millones en nuestra región) que gracias a la fotosíntesis son una fuente importante de aporte de oxigenoa la atmósfera y un verdadero sumidero de CO2, contribuyendo a neutralizar el efecto invernadero de los gases contaminantes emitidos por otros agentes (automóviles, fábricas, centrales energéticas...). La agricultura es unfiltro del que no podemos permitirnos el lujo de prescindir si se tienen en cuenta las conclusiones de esos 400 expertos que ya se han hecho famosos y que han colaborado en el informe sobre el cambio climático en España encargado por el Ministerio de Medio Ambiente hace dos años y presentado ahora con motivo de la entrada en vigor del "Protocolo de Kyoto". Si no se toman medidas, la contaminación atmosférica, por el calentamiento global, va a ser la que va a hacer disminuir en un 22% los recursos hídricos en España y laprincipal víctima de esa situación será la agricultura... no lo decimos nosotros... lo dicen los 400 expertos.

Por desgracia para todos, la solución para restaurar y mantener el equilibrio hidrológico y ecológico de esta región, de este país, de este planeta, no es tan sencilla como extirpar a los agricultores de paisaje. Si fuera así,puede que muchos estuviéramos incluso dispuestos a acomodarnos en otrossectores, permitiéndonos el único desahogo de volver la cabeza para mirarcon nostalgia nuestra viña, nuestro olivo, nuestro rebaño, por última vez.

Pero no es así.

Es cierto que el mundo ya era mundo antes de que apareciese la especie humana, y quizás sea también verdad que en la Península Ibérica las ardillas iban y venían de La Coruña a Cádiz sin bajarse de los árboles. E incluso es posible que, sin la agricultura, hoy siguieran corriendo los Ojos del Guadiana. Sin embargo aquí estamos y seguramente sin la agricultura, muchosde los que hoy vivimos y trabajamos (y no sólo en el sector agrario) enlos pueblos de nuestra región estaríamos quizás engrosando las listas dedesempleo de Madrid, Barcelona o Valencia. Nuestra apuesta como organización, y también mi apuesta personal como uno más de los miles de agricultores y ganaderos que amamos la tierra tanto como cualquier otro, es poder seguir trabajando y no tener que irnos para, algún día, ojalá dentro de no mucho, y también gracias a nuestra colaboración, poder ver como corren de nuevo los Ojos del Guadiana.

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