El control de malas hierbas es tan antiguo como la historia de la agricultura, que comenzó a desarrollarse entre 10.000 y 15.000 años a.C. Los problemas causados por las malas hierbas aparecen mencionados en la Biblia, citas posteriores son frecuentes entre los agrónomos romanos (Columela), árabes (Abu-Zacaria) y del renacimiento español (Alonso de Herrera).

Los estudios sobre malas hierbas comienzan a realizarse a inicios del siglo XX, pero el verdadero comienzo de una disciplina científica independiente, y novedosa en protección vegetal, la malherbología, no comienza hasta el desarrollo del primer herbicida utilizado a gran escala, el 2,4-D.

A partir de 1950 empiezan a aparecer asociaciones y congresos sobre la materia en Estados Unidos, donde en 1951 se crea la revista Weeds. En 1956 aparecen la Weed Science Society of America y la British Weed Control Conference.

En 1960 esta ciencia se empieza a desarrollar a nivel europeo, constituyéndose el European Weed Research Council (EWRC) que sería la base de la creación de la European Weed Research Society en 1975. En 1969 se crea la primera asociación malherbológica en Colombia, y en 1972 se funda la ALAM (Asociación Latinoamericana de Malezas). En 1975 se crea la International WeedScience Society.

En España, en 1989, se constituye la Sociedad Española de Malherbología (SEMh), que trata de fomentar la investigación, el desarrollo, la divulgación y la docencia de cualquier aspecto relacionado con la Malherbología, así como de promover la utilización racional de los métodos de control de malas hierbas con la debida protección al medio ambiente.

Las especies que interfieren con los intereses del hombre, las malas hierbas, producen daños valorados en la agricultura de los países desarrollados entre el 10 y el 12% del valor de sus cosechas, cifra a la que es necesario añadir el coste de los herbicidas empleados en su control, que alcanzó en 2003 en España más de 217 millones de euros y supone la tercera parte de la cifra total de ventas de los diversos productos fitosanitarios, un 10 % más que la venta de insecticidas y un casi un 30% más que los funguicidas.

El desarrollo científico y la importancia económica de la Malherbología como ciencia aplicada dentro de la protección vegetal no ha tenido igual reflejo en los planes de estudios de los Centros Universitarios en los que se impartían titulaciones relacionadas con la agronomía. Hasta la renovación de los planes de estudio, fruto del desarrollo de la LRU, los contenidos de esta disciplina tan sólo podían cursarse en forma de estudios de Tercer Ciclo.

Los cambios en los planes de estudio del sistema universitario español, tras la promulgación de la Ley Orgánica 11/1983 de Reforma Universitaria y la vertebración de las titulaciones recogidas en el R.D. 1497/1987, dieron lugar a diversas modificaciones en la planificación y contenidos de las enseñanzas en las universidades de España. Estas modificaciones dieron como resultado la posibilidad de incorporar, por primera vez, asignaturas de malherbología en sus respectivos planes de estudio.

En España existen actualmente 17 centros en los que se imparte el título de Ingeniero Agrónomo bien en la forma denominada Ciclo Largo (cinco años académicos) o bien solamente el Segundo Ciclo (dos años académicos). En ninguno de ellos aparece la malherbología como asignatura troncal u obligatoria, en ocho de ellos aparece como optativa, en tres como de libre elección y en uno dentro de otras materias. Existen cinco centros (el 30%) donde no se imparten estos contenidos.

Las enseñanzas de Ingeniero Técnico Agrícola especialidad Explotaciones Agropecuarias (EA) se imparten en 21 centros, la especialidad de Hortofruticultura y Jardinería (HJ) en 20 centros, la de Mecanización y Construcciones Rurales (MCR) en 6 centros y la de Industrias Agrarias y Alimentarias (IAA) en 22 centros. La presencia de asignaturas sobre malherbología en dichas titulaciones tiene una distribución desigual. En la especialidad de EA aparece como optativa en nueve centros, como de libre elección en un centro y dentro de otras materias en dos centros más, en nueve no se imparten estos contenidos.

En HJ, la malherbología tiene entidad como asignatura obligatoria solamente en un centro, como optativa en ocho, como libre elección en cuatro y en dos se imparte dentro de otras asignaturas, en cinco escuelas no aparece ofertada bajo ninguna tipología. En IAA aparece ofertada como optativa en dos centros, en siete de libre elección y no aparece como asignatura en trece. En MCR, aparece como optativa en dos centros y como libre elección en cuatro.

En resumen, estos contenidos aparecen ofertados como obligatorios solamente en un centro y en especialidades donde esta materia, a priori, debe tener mayor protagonismo como son EA o HJ, no se ofrece en un 43% y un 20% de centros respectivamente.

Debido a la Convergencia prevista del sistema educativo universitario español al Espacio Europeo de Educación Superior, los planes de estudio van a ser sometidos a un profundo cambio, por el que se modificará tanto la estructura de las titulaciones, como sus contenidos, y de manera especial la metodología docente, la cual se realizará mediante la incorporación del concepto de crédito europeo (ECTS).

La posibilidad del reconocimiento de una especialización en protección vegetal -tal como existe en centros universitarios europeos de enseñanza agronómica- debería permitir un mayor protagonismo de la malherbología en los planes de estudio de las titulaciones agronómicas con el fin de hacer más real esa homologación.

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