Sección: Opinión

Sin la adhesión a la CEE, hace ahora 20 años, ¿podría haber una situación económico-social igual a la de hoy en España y, concretamente, en Andalucía? El que responda que sí, está obligado con su respuesta a desmenuzarnos la clave de la misma.

Porque es importante saber de dónde viene el meollo de la situación de esta Comunidad.

Mucho, bastante, era su obligación ver y comprobar, por ejemplo, cómo funcionaban las bases económico-sociales de otras Comunidades. Y, por ejemplo, la nuestra, la que es, sin duda, la base de la riqueza de la citricultura, no era la que convenía seguir. Estaba llegando al déficit de su andadura; la parcelación excesiva era algo que le impedía abaratar costes, porque, entre otras cosas, se resistía a trabajar en común, uniendo las pequeñas parcelas con objeto de abaratar aquellos. Era algo que venían diciendo los técnicos y científicos del sector. Pero podía más el sentido de la propiedad, olvidando que peligraba su continuidad.

De nada servía que una parte de la prensa especializada, insistiera en ello.

Y así, el propio camino de la citricultura en Andalucía, lo tuvo más fácil cuando muchos de los grandes comerciantes del sector, al ampliar su base de propiedad, comenzaron a invertir en las tierras de Andalucía. Y se basaron, los naturales en promocionar las variedades que el sector comercial del Levante daba como mejores. Les ayudó la existencia de amplias tierras y así, los marcos de producción se hicieron de modo y manera que fuera fácil realizar parte importante de modo mecánico.

Había tierra para ello. Y este aprovechamiento, ante lo vivido por los demás, dio resultado. Si añadimos a ello la amplitud de las tierras, y también el olvido de las viejas estructuras de la naranja amarga, gracias a la experiencia de los Ámese Hermanos, La Productora de Naranjas, Rowlet y Cia, Bordas Chichurreta, esta firma muy inclinada a la industrialización, con la naranja amarga, en un corto tiempo, se ha podido ver cómo la riqueza es ya un hecho diferenciador clave de la agricultura de Andalucía. Porque, además, han contado con una Junta de la Comunidad, preocupada esencialmente en obtener plazas de trabajo con continuidad. Alguien nos ha contado que cuando han ido a tratar de resolver algún problema, sin ser andaluces, lo primero que les han preguntado en las instancias oficiales ha sido: "bien, acaso podamos hacer lo que usted nos pide, pero, dígame, ¿cuántos jornales al año me garantiza usted?"

Es así, como en un espacio de tiempo más bien corto, la Comunidad Andaluza ha aumentado las bases de un cambio esencial en su estructura socio-económica, pues tras las heladas de la campaña 2004/2005, se cuenta con una producción para la que está en curso de 1.236.522 toneladas, que estimamos que sin daños será mayor con 198.661 del grupo de mandarinas/clementinas/híbridos, de 847.699 de naranjas con mayoría de las del grupo Navel. Mantiene la amarga con 12.397 toneladas, y en limones no alcanza aún la mitad de la murciana.

Únase a todo ello, la expansión del olivar y con el mismo, el tonelaje de aceite que ha superado enormemente el que se producía antes de la adhesión.

Sin olvidar, por supuesto, las otras frutas que ya son reconocidas en Europa.

En ese buen hacer hay que incluir a los alicantinos, castellonenses, valencianos y murcianos que han llevado su experiencia a aquellas tierras, que no son pocos, por supuesto.

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