Evaluación suelos

El análisis físico-químico del terreno de cultivo, constituye hoy en día una de las herramientas más eficaces y potentes con las que cuenta un agricultor (aunque no la única) para poder detectar desequilibrios de nutrientes en sus cultivos y constatar la calidad de la reserva edáfica de los mismos, tanto cualitativa como cuantitativamente. Por otro lado, la mejora de los instrumentos analíticos ha permitido mejorar la calidad de los análisis y abaratar su coste, que por otro lado, se recupera con creces con el ahorro de fertilizantes tras la optimización de los planes de abonado y enmiendas.

Sin embargo, no se suele prestar tanta atención al estudio combinado de un conjunto de muestras, de las que se puede, también, extraer una información que, entendemos, es muy importante para mejoras futuras en el manejo de cultivos y sus planes de abonado, sobre todo en zonas agrícolas que, como las canarias, están rodeadas por espacios naturales protegidos que pueden verse afectados por abusos o malos usos agrícolas.

Este último aspecto cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que en los acuíferos se han detectado contaminaciones importantes de compuestos derivados de agroquímicos (especialmente por el ion nitrato) que han obligado a tomar medidas importantes, tanto en el ámbito nacional (BOE 1996/061) como por parte del Gobierno de Canarias (BOC 2000/048; BOC 2000/149).

Como parte de nuestra actividad laboral, desde finales del año 1998, se ha analizado un número importante de muestras de suelos procedentes de cultivos agrícolas de las Islas Canarias, principalmente de la isla de Tenerife.

Para el presente estudio, nos hemos centrado en el periodo comprendido entre febrero de 2001 y septiembre de 2003. Hemos estimado que, aproximadamente, el 95% de las muestras correspondían a cultivos de plátano y tomate de Tenerife, que son las más habituales en nuestras instalaciones.

 

Material y métodos

 

Análisis de las muestras

Las muestras de tierra analizadas fueron recogidas en fincas agrícolas por los propios agricultores, siguiendo el método oficial recomendado para los suelos canarios (MASCARELL, 1989), y entregadas posteriormente en el laboratorio agroambiental de FORAGRO IRIS. Como norma general, los agricultores toman varias porciones de tierra (entre 5 y 10) de la parcela a analizar. Tras eliminar los primeros centímetros, muestrean hasta una profundidad de 25-40 cm. Por último, mezclan lo más homogéneamente posible todas las porciones, para unificarlas en una única muestra, que se traslada al laboratorio en bolsas plásticas, debidamente identificadas.

 

Procesado de muestras

Como proceso previo al análisis, y siguiendo el método oficial de análisis de suelos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA, 1984), la muestra se deja, al menos, 48 horas al aire (Foto 1) hasta equiparar su humedad con la del laboratorio, y luego se tamiza a través de una malla de 2 mm. El material retenido en el tamiz se elimina, y la fracción obtenida es la que se utiliza en todas las determinaciones posteriores.

Los parámetros contemplados en un análisis mínimo de tierra, son los siguientes: reactividad del suelo (estimada a través del pH edáfico), materia orgánica oxidable, conductividad eléctrica, fósforo soluble, cationes asimilables (sodio, potasio, calcio y magnesio) y capacidad de intercambio catiónico (CIC). En nuestros informes, además, es costumbre incluir el porcentaje de saturación en bases de la CIC, pues nos permite hacer una estimación de la sobrefertilización de nutrientes en el suelo.

En esta primera parte, se atenderá a la reactividad edáfica (pH), conductividad eléctrica, materia orgánica oxidable y fósforo soluble; se han dejado los cationes asimilables y la CIC para un segundo artículo, en aras de una mayor claridad en la exposición de los resultados obtenidos.

Para su determinación, se han seguido los métodos oficiales de análisis para suelos (MAPA, 1984) indicados en la Tabla 1. Todos ellos se encuentran dentro del alcance del sistema de calidad implantado en FORAGRO IRIS, según norma UNE-EN-ISO 9001:2000, desde el año 2002, lo que conlleva el control de resultados, de funcionamiento correcto de los equipos, y de la formación continua del personal encargado de esta labor, con la formación académica adecuada y adiestrado específicamente para ello, por medio de seminarios internos, prácticas dirigidas y actividades de reciclaje.

El instrumental empleado para la realización de los análisis pertenece en su totalidad al laboratorio de FORAGRO IRIS (Fotos 2 y 3).

 

Resultados obtenidos

Para el presente estudio, se han utilizado los resultados de 83 muestras de tierra, analizadas durante los años 2001, 2002 y 2003. Estos análisis se han tomado al azar de entre el total de muestras analizadas, y corresponden, como ya se ha comentado, a cultivos de tomate y plátano en su mayoría.

El número se considera suficientemente representativo, ya que supone más del 30% del total de muestras recibidas en nuestro laboratorio en el citado periodo.

Detallamos a continuación las conclusiones que pueden obtenerse de cada parámetro. Se indica, para cada uno, el valor máximo, el mínimo, la media y la desviación estándar (SD). También se hacen agrupaciones con el fin de entender mejor su distribución.

 

Reactividad edáfica (pH)

Este parámetro es de suma interés, debido a la importancia que tiene en la disponibilidad y asimilación de nutrientes. En la Tabla 2, se muestra un resumen de la situación que aparece al analizar el pH de las muestras estudiadas.

A partir de la media, podríamos inferir que los suelos cultivados presentan un pH claramente alcalino, en el que el número de muestras con pH > 8,0 supone un 47% del total de análisis estudiados, y que casi el 92% de los análisis tienen un pH superior a 7,0. No obstante, algo más del 8% presentan un carácter ácido (pH < 7,0).

Es muy preocupante ese 47% de cultivos que se encuentra con un pH > 8,0 (de los cuales, es superior a 8,5 casi un 22%), pues a esos pH ciertos nutrientes (calcio, magnesio, fosfatos, por ejemplo) empiezan a precipitar en sales más o menos insolubles, propiciando condiciones para que se desarrollen procesos de pérdida de agregados por desestructuración de las arcillas, al sustituirse los cationes divalentes por sodio (debido, principalmente, a que muchos de estos cultivos se encuentra muy cerca de la costa y/o la calidad del agua de riego está lejos de ser óptima).

Podríamos, pues, afirmar que los sistemas actuales de cultivo de tomate y plátano, alcalinizan los suelos dedicados a estos cultivos, y que los sistemas de enmienda, o son poco eficaces o simplemente no se realizan. No obstante, esta situación es reversible, tal y como atestigua ese 8% de suelos con un pH inferior a 7,0, que permite apuntar la posibilidad de que bajo circunstancias adecuadas, la tendencia alcalinizante de los sistemas de cultivos se puede contrarrestar en un rango más o menos amplio.

 

Conductividad eléctrica

La presencia de sales en el suelo, medida a partir de la conductividad eléctrica que presenta la solución edáfica, puede llegar a constituir un serio impedimento para el desarrollo de algunos cultivos.

Está claro que no es el caso del cultivo del tomate y el plátano, a la luz del resumen que muestra la Tabla 3 con respecto a este parámetro, donde un tercio de las muestras analizadas presenta una conductividad superior a 3,5 mS/cm2. Este valor es totalmente limitante para muchos otros vegetales, y sin embargo, en los cultivos de plátano y tomate canarios se ha mantenido una producción aceptable.

Debe señalarse también, que son varias las muestras que presentan un valor cercano al máximo encontrado.

Esta situación, nos permite deducir la tremenda adaptabilidad de estos cultivos a circunstancias de salinidad muy adversas, si se gestionan de la forma adecuada. Sin embargo, el 37% de muestras que presentan una conductividad inferior a 1,5 nos debe hacer reflexionar, al igual que ocurría con los valores altos de pH, sobre la utilidad de mantener esta situación, aun cuando el cultivo la pueda soportar, y hasta qué punto es consecuencia de aguas de mala calidad. Volveremos a estas consideraciones cuando veamos, en la segunda parte de este artículo, la situación de los cationes de cambio y el análisis de sobrefertilización de las muestras estudiadas, pues veremos que en una parte muy importante, esta acumulación de sales, tiene su origen en fertilizantes, y no en otro tipo de sales (NaCl, Na2HCO3, etc.) como se ha venido justificando en muchas ocasiones.

 

Materia orgánica oxidable (%)

Según se desprende de la Tabla 4, es el parámetro que desde el punto de vista agronómico, mejor se muestra. Al analizar el valor medio, situado justamente en el valor óptimo dado por los especialistas (HERNÁNDEZ et al, 1980; PÉREZ, 1998) para este parámetro, nos indica la importancia dada por los agricultores al mismo. Incluso encontramos que un 35% tiene más del valor óptimo (llegando a ese casi 14% de valor máximo, a todas luces, desproporcionado en cuanto a las exigencias de los cultivos estudiados), y que tan solo algo menos de un 28% tienen menos de un 1,5% de materia orgánica.

No obstante, consideramos muy alto ese 14,5% de muestras que tienen menos de un 1,0% de materia orgánica, pues ello va en detrimento de la calidad agrícola del suelo, y puede traer problemas de pérdida de estructuración por desaparición de agregados de la fracción arcillo-húmica.

 

Fósforo soluble (ppm)

Entendemos que a la luz de las recomendaciones que muchos técnicos dan a los agricultores, frente a la bibliografía especializada existente, hay un gran desequilibrio entre ambos, pues mientras que esta última recomienda valores de 30 ppm como valor máximo (HERNÁNDEZ et al, 1980; PÉREZ, 1998), aquellos dan recomendaciones que lo sitúan entre 80 y 120 ppm, argumentando la gran fijación que se produce en los suelos canarios de origen volcánico. El comportamiento de las muestras analizadas con respecto a este parámetro, está reflejado en la Tabla 5.

Como podemos ver, las recomendaciones no se siguen, ni las dadas por los técnicos, ni, mucho menos, las recogidas por la bibliografía. Casi un 68% de las muestras estudiadas tienen un contenido en fósforo superior al valor más alto recomendado, llegando a situar la media de las muestras por encima de ese valor. Nótese el valor máximo que se ha alcanzado en las muestras estudiadas.

Por el contrario, tan solo una muestra de las estudiadas, está por debajo del valor más bajo que figura como recomendación.

Por tanto, entendemos que debería replantearse un nuevo sistema de control del fósforo aplicado a los cultivos, pues se está acumulando en el suelo, a pesar de la retención que el mismo puede ejercer sobre este elemento (en teoría, el fósforo Olsen indica el fósforo "disponible" para la planta).

Este fenómeno puede traer consecuencias graves, ya que en situaciones extremas, se puede producir un antagonismo entre nutrientes.

En la segunda parte de este artículo, se relacionarán todos los parámetros estudiados, pues entendemos que un análisis de un suelo agrícola debe estudiarse en su conjunto, y no por partes separadas.

 

BIBLIOGRAFÍA

BOC 2000/048: DECRETO 49/2000, de 10 de abril, por el que se determinan las masas de agua afectadas por la contaminación de nitratos de origen agrario y se designan las zonas vulnerables por dicha contaminación. Boletín Oficial de Canarias, nº 2000/048; 19 de abril de 2000.

BOC 2000/149: ORDEN de 27 de octubre de 2000, por la que se establece el Programa de Actuación a que se refiere el artículo 6 del Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero, con el objeto de prevenir y reducir la contaminación causada por los nitratos de origen agrario. Boletín Oficial de Canarias, nº 2000/149; 13 de noviembre de 2000.

BOE 1996/061: REAL DECRETO 261/1996, de 16 de febrero, sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias. Boletín Oficial del Estado, nº 1996/061; 11 de marzo de 1996.

HERNÁNDEZ J.M., MASCARELL J., DUARTE S., PÉREZ A., SANTANA J.L. Y SOCORRO A.R.; 1980: Seminario sobre interpretación de análisis de suelos, aguas y plantas. Centro Regional de Investigaciones y Desarrollo Agrario de Canarias. Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias. Ministerio de Agricultura.

MAPA, 1984: Métodos oficiales de análisis. Tomo III. Secretaría General Técnica. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

MASCARELL J., DÍAZ A., DÍAZ M., 1989: Muestreo de suelos, aguas y foliares con fines agrícolas. Secretaría General Técnica. Consejería de Agricultura y Pesca. Gobierno de Canarias.

PÉREZ C. (Coord.); 1998: Curso básico de interpretación de análisis de suelos. Apuntes del curso. FORAGRO IRIS, S.L.L.

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