Sesión técnica: CITRICO - FRUTAL - OLIVO

El uso de feromonas para el control de plagas es cada vez más frecuente, existiendo varias formas de aplicación dependiendo mecanismo de acción que se pretenda utilizar. Además de en la confusión sexual las feromonas se utilizan para las técnicas de captura masiva o atracción y muerte, para la atracción-contaminación de insectos, o incluso para técnicas más complicadas como es la atracción esterilización. En este último caso se ha combinado la utilización de semioquímicos de insectos, que incluyen paraferomonas y atrayentes alimenticios, con un inhibidor de la síntesis de quitina como el lufenuron para obtener una potente arma de lucha contra la mosca del Mediterráneo.

El método consiste en la atracción desde largas distancias de adultos de mosca de la fruta mediante semioquímicos hasta un cebo proteico que lleva incluido el lufenuron. Cuando la mosca llega hasta el cebo ingiere el lufenuron, lo que provocará la no eclosión de los huevos que ponga a partir de ese momento si se trata de una hembra o la transmisión de esa esterilidad a las hembras con las que copule en adelante si se trata de un macho. De este modo se obtiene un método de control que utilizando al macho como vector de esterilización puede afectar a una elevada proporción de la población.

Para que este método de control tuviera éxito y se pudiera comercializar se optimizaron los sistemas de atracción y los cebos alimenticios fagoestimulantes.

Los atrayentes utilizados en este caso son el trimedlure (TML) y la mezcla de aminas, acetato amónico y metilpirrolidina. El TML es una paraferomona que nos proporciona una atracción de los machos a largas distancias mientras que la mezcla de aminas supone un potente atrayente alimenticio que proporciona la atracción de hembras. Para que el método de control funcionase, se ideó una trampa que contenía el gel fagoestimulante y unos atrayentes que permaneciesen activos durante toda la campaña de mosca. Para ello se desarrollaron emisores de TML que alcanzan los 9 meses de vida sin pérdida de la eficacia, y emisores de aminas de larga duración. El resultado es una trampa que contiene emisores de atrayentes de larga duración y un gel proteico esterilizante que permanece activo durante todo el año.

Las trampas desarrolladas se colocan en el campo a una densidad de 24 trampas por hectárea a principio de campaña, justo antes de los primeros picos de población de mosca. El tratamiento debe realizarse sobre grandes superficies o superficies aisladas para evitar la reinvasión de moscas fértiles desde zonas no tratadas. El tratamiento produce una reducción paulatina de la población que empieza a ser visible en el primer año de aplicación y que, tras su aplicación en sucesivos años, llega a conseguir reducciones de la población de hasta el 85% en el tercer o cuarto año de aplicación. Esta reducción de población se traduce en una reducción de frutos atacados significativa, que en algunos casos supera el 60%. Esta eficacia obtenida con la quimioesterilización es muy superior a la obtenida con los tratamientos químicos generales que se realizan en la actualidad con malathion. Al conseguir reducir la población de mosca, los tratamientos terrestres para proteger la fruta se pueden espaciar más en el tiempo o, en los mejores casos, incluso evitarse.

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