La biomasa térmica y eléctrica, el agro-biogás y los biocombustibles pueden ser una solución a los crecientes problemas a los que se enfrenta el agro tanto de alternativas como de reivindicación ante una sociedad cada vez más desentendida de las actividades agrarias, pero a su vez preocupada por los problemas medioambientales. El fomento de este tipo de energías debe ser una prioridad política, por cuanto los compromisos medioambientales existentes y la creciente problemática con los combustibles fósiles obligan a una mayor diversificación, principalmente con fuentes renovables nacionales para evitar oscilaciones del mercado y evitar la emisión de sustancias nocivas. En ese sentido, el Plan de Energías Renovables (PER) del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio es una respuesta a esta problemática amparada bajo la Directiva Europea sobre Biocarburantes que establece unos objetivos a los que España se ha comprometido para el periodo 2006-2010.

Uno de los problemas que tendrá que solventar el PER para que esa primera fase de desarrollo y expansión que se está experimentando en nuestro país continué es que los cultivos energéticos tengan una mejor retribución en precio en su salida comercial, ya que la ayuda estipulada por la PAC para cultivos energéticos está situada en 45? por hectárea, por lo que debería verse aumentada para que realmente incentivara y no sólo fuera una cantidad simbólica. En estos momentos el sector está pidiendo 80? por hectárea.

Por ello, es necesario solucionar este problema a través de incentivos por parte de las Administraciones, teniendo como aliciente las repercusiones positivas al medio ambiente de éstos. Podría ser una alternativa económica, pero a modo de complemento, para los espacios rurales ante la pérdida de competitividad y abandono de determinados cultivos, pero hay que tener en cuenta que los agricultores se están encontrando ante dificultades como que cada día les están pagando menos por lo que cultivan, a la vez que van subiendo los costes de producción.

Para Mercedes Ballesteros, Jefe de la Unidad de Biomasa de la División de Energías Renovables del Departamento de Energía del CIEMAT, "el fomento del uso de biocarburantes, respetando al mismo tiempo las prácticas sostenibles en la agricultura, podría crear nuevas oportunidades de desarrollo rural sostenible y una agricultura multi-funcional, abriendo un nuevo mercado para productos agrícolas innovadores. La producción de biocarburantes supone una alternativa al uso del suelo, evitando los fenómenos de desertificación y erosión a los que pueden quedar expuestas aquellas tierras agrícolas, que por razones de mercado están siendo abandonadas por los agricultores. Los cultivos energéticos pueden ser una salida para mantener la actividad en cientos de miles de hectáreas de la España continental, que podrían quedar semi-abandonadas en el futuro por la bajada de los precios y la competencia del exterior". En ese sentido, habría que señalar que en España, los biocarburantes gozan de una exención total sobre impuestos especiales desde el 1 de enero de 2003, conforme dispone la Ley 53/2002 de 30 de diciembre de 2002. Dicho impuesto es modulable, en función de la evolución comparativa de los costes de producción de los productos petrolíferos y los biocarburantes. Pero además, el térmico biocarburante engloba a todos aquellos combustibles líquidos o gaseosos derivados de la biomasa vegetal. Se trata, por tanto, de combustibles de origen vegetal que tienen características parecidas a las de los combustibles fósiles, lo que permite su utilización en motores sin tener que efectuar modificaciones importantes. Además no contienen azufre, uno de los principales causantes de la lluvia ácida, ni contribuyen a aumentar la cantidad de CO2 emitido a la atmósfera. La producción de biocarburantes puede también generar beneficios económicos, crear más empleo, reducir las facturas de las importaciones de energía y abrir nuevos mercados potenciales de exportación en numerosos países en desarrollo.

Por otra parte, como apunta Mercedes Ballesteros, "para que los biocarburantes de origen agrícola sean una alternativa energética real, se necesita que estos productos, no sólo presenten características equivalentes a los de procedencia fósil, sino también que, en el conjunto de los procesos de obtención, se consigan balances energéticos y medioambientales positivos. En el ámbito europeo, desde diversas instancias se está pidiendo a la UE que apruebe una certificación ambiental para estos productos. Si somos capaces de asegurar las prácticas sostenibles en los cultivos energéticos, el futuro de los biocarburantes resulta esperanzador".

Aunque la Directiva 2003/30/CE considera biocarburantes una amplía gama de productos (aceites vegetales, biogás, biometiléter, biohidrógeno, biometanol y su derivado el bioMTBE), el biodiesel y el bioetanol son los que se cuentan con un potencial de utilización más amplio y, el sector de los biocarburantes en Europa, está constituido básicamente por estos productos.

El biodiesel (ésteres metílicos de aceites vegetales) se obtiene mediante un proceso de esterificación a partir del aceite vegetal procedente de las semillas de plantas oleaginosas como la colza y el girasol. En el proceso de obtención del biodiesel se obtiene como subproducto glicerina que puede utilizarse en la industria química. El biodiesel puede utilizarse puro como único combustible o mezclado con el gasóleo.

El bioetanol se obtiene mediante fermentación de materias primas azucaradas como la remolacha o amiláceas como los cereales y posterior destilación.

Puede ser utilizado en diferentes mezclas con la gasolina o transformado en ETBE (etil-terbutil-eter, aditivo a la gasolina sin plomo obtenido por reacción del etanol y el isobutileno).

 

Situación de la producción de biocarburantes

Según datos del European Biodiesel Board, en 2005 se produjeron en la Unión Europea más de tres millones de toneladas de biodiesel, lo que supone un crecimiento de 64,7% con respecto al 2004. La producción de biodiesel en le UE está experimentando un rápido y sostenido crecimiento del 28,2% anual desde el año 2000. La capacidad de producción en 2006 se estima en más de 6 millones de toneladas (43,5% de crecimiento con respecto a 2005), confirmando el crecimiento progresivo de este sector.

España, junto con el Reino Unido y Eslovaquia, es el país en el que el sector del biodiesel ha experimentado el mayor crecimiento durante 2005. Actualmente existen en España más de 10 plantas de producción de biodiesel.

En cuanto a la producción de etanol en la Unión Europea, todavía queda un gran camino que recorrer para acercar sus cifras a las de Brasil y Estados Unidos.

En España, existen tres plantas de producción de etanol, Ecocarburantes Españoles, Bioetanol Galicia y Biocarburantes de Castilla y León, con una capacidad de producción de 80.000, 100.000 y 160.000 toneladas/año, respectivamente.

Biocarburantes de Castilla y León tiene la particularidad de que será la primera instalación industrial que utilizará como materia prima para la producción de etanol, no sólo el grano de cereal (que supondrá el 95% de la producción total) sino también la paja. La utilización de biomasa lignocelulósica es, a medio plazo, la opción más prometedora para la obtención de etanol combustible a bajos costes.

Recientemente ha entrado en producción la planta de Bioetanol la Mancha, en Alcázar de San Juan que utilizará como materia prima alcoholes de origen vínico.

 

Ventajas de la biomasa como generador energético

Las ventajas de la utilización de la biomasa como generador energético podrían resumirse no sólo en aspectos medioambientales, sino también socioeconómicos.

 

Ventajas medioambientales:

1. Su utilización no contribuye a al aumento del efecto invernadero, ya que el CO2 emitido esta en las mismas cantidades que con anterioridad había sido fijado para el crecimiento de la biomasa.

2. No contiene azufre y por tanto no participa en la lluvia ácida.

3. Si es usado como aditivo o sustituto de carburantes fósiles, participa en la reducción de gases de efecto invernadero.

4. Eliminan residuos como la biomasa húmeda como purines, evitando la contaminación de los suelos y los malos olores.

5. Los residuos agrícolas: su aprovechamiento evita incendios forestales y al ser materiales residuales se gestiona de forma adecuada. En España destacan la paja de los cereales, residuos de almazaras, y podas de árboles leñosos.

 

Ventajas socioeconómicas:

1. Diversificación energética.

2. La implantación de cultivos energéticos en tierras abandonadas evita la erosión del suelo.

3. Generación de recursos a partir de residuos agrícolas que en algún caso pueden generar problemas como los purines.

4. Creación de puestos de trabajo en el aprovechamiento de algunos tipos de biomasa.

 

La investigación sobre cultivos que producen biodiesel y biomasa

Durante los últimos años, el ITG Agrícola de Navarra ha venido realizando experiencias sobre la producción de colza para biodiesel y la producción de biomasa con brasicas de secano y sorgo de regadío con resultados muy prometedores.

La producción de biomasa lignocelolósica con cultivos de brasica, napus y carinata, para la producción de energía, ha sido experimentada de un modo práctico en los últimos cinco años por Alberto Lafarga del ITG Agrícola de Navarra, llegando a la conclusión que el cultivo de brasicas se inserta muy bien en una rotación cerealista produciendo significativos aumentos de rendimientos en los cereales siguientes y permitiendo reducir tanto el uso de fertilizantes nitrogenados como de fitosanitarios, al disminuir la presión de algunas plagas y malas hierbas.

El poder calorífico de las biomasas producidas es muy similar y las variaciones encontradas son muy pequeñas y poco significativas, siendo los valores medios obtenidos de 18,42 Mj/Kg.

En cuanto a las posibilidades de producción de biomasa en regadíos, las experiencias realizadas han permitido seleccionar el sorgo bicolor como la especie más prometedora, con producciones en ensayo cercanas a las 30 t bs/ha en las situaciones más favorables, lo que ha llevado a estimar producciones medias en campo superiores a las 20 t bs/ha.

Por su parte, Jesús Goñi, del ITG Agrícola de Navarra, presentó recientemente los resultados obtenidos en Navarra de producción de colza para biodiesel, mostrándose muy interesante el cultivo de colza cuando se introduce en una rotación cerealista, aportando mejoras muy significativas en el rendimiento de los dos cereales que se siembren tras ella (13 y 12 % respectivamente), además de permitir una reducción del uso de fitosanitarios.

Según Jesús Goñi, la producción de oleaginosas, colza y girasol, tanto en secano como en regadío ya en el marco actual comienza a resultar interesante económicamente y por tanto las perspectivas de estos cultivos son buenas desde este punto de vista. Así, 4,75 t/ha de cebada equivalen en beneficio económico para el agricutor a 2,2 t/ha de colza, producción que no es difícil de alcanzar en secanos medios de 500-600 mm. de pluviometría. En regadío (aspersión) serían necesarias 3,4 t/ha de colza para igualar la rentabilidad de 9 t/ha. de maíz grano.