Es normal que tanto el trabajo del campo como el de la comercialización de los productos agrícolas tenga un eco importante en las publicaciones referidas a la agricultura. No se olvide que son muchos los años en que la cotización de lo que se exportaba era lo único con lo que contábamos para la obtención de divisas, a más, por ello mismo, de trabajo para los pueblos agrícolas de valor.

Consecuentemente, la postcosecha era de suma importancia, como medida de que lo exportado alcanzará el mayor valor económico. Personalmente, ha sido mi trabajo desde 1953 hasta 1988, año en que me jubilé, transcurridos dos más de lo que me debía haber jubilado. En todo ese tiempo, y tras unos años de conocer solamente nuestro problema, esencialmente en los cítricos, pude conocer los mismos de Marruecos, Argelia y Túnez, con una incursión a Grecia, pero derivada a otra actividad también citrícola, mas no en el aspecto de la "cuestión" postcosecha.

Tuve la suerte de que alguien se preocupó de que tuviera una cierta preparación y conocimiento de los problemas muy diversos que ponían en cuestión el cuidado de la preparación y embalaje de los cítricos, así como las consecuencias que derivaban su transporte. Ello me facilitó mucho más la salida de la empresa en la que trabajaba al ampliar la acción de otros mercados de los cuales destaca la importancia de Italia, la mayor y mejor preparada creía yo hasta que años más tarde la emprese se instaló, precisamente en Sicília y al poco tiempo también en Chipre para desde esta isla atender la demanda de la misma, Turquía, Grecia y Líbano.

El producto fungicida postcosecha que mayormente se usaba era el ortofenil, en su versión fenato como defensor contra los hongos, Penicillium y otros, que son los que existen hoy, tales el Tiabendazol y el Imazalil.

Los primeros países exteriores que conocí fueron los más dominados por los españoles, esencialmente Marruecos, en el que la exportación estaba en un 50-60% en manos de españoles cuando desde allí exportaban algo más de 500.000 toneladas de las que el grupo de mandarinas/clementinas alcanzaban las 130.000 toneladas, Argelia no exportaba y Túnez mantenía sus entre 20.000 y 30.000 toneladas de naranjas "maltesas". Es significativo el decir que del total de los 4.760.400 toneladas realizadas por los países del CLAM, España aportaba sus 2.351.300 toneladas , y fue Israel el que más se acercó a nuestra cifra con 581.800 toneladas, de las que 382.000 toneladas fueron naranjas y 146.900 pomelos.

Esta publicación que usted tiene en las manos dedicó sus líneas de trabajo a centrarse en un mejor uso de los químicos en un producto alimentario, como son los cítricos, estimulando un uso racional y responsable. De ahí que desde su aparición, en 1988, haya podido organizar a un alto nivel 17 simposios de importancia en todas las facetas de lo que se supone la aportación del estudio de la química en aras a mejorar toda la producción agrícola, como lo demuestra el grandísimo porcentaje de investigadores que acuden y han acudido a los eventos citados, así como las firmas dedicadas a dicho cometido.

Como conocedor de los problemas que plantea la agricultura en su preparación para llegar en condiciones al consumidor, sin que ello suponga el uso de productos que puedan variar todas sus condiciones organolépticas, este tipo de reuniones tienen un valor significativo. De ahí la atención de empleadores como los científicos al uso a que dan pie dichos actos.

Comprar Revista Phytoma 189 - MAYO 2007