El nuevo papel de las Administraciones públicas en la Sanidad Vegetal

Las funciones que las Administraciones públicas han de ejercer: regular, fomentar y controlar la actividad fitosanitaria, tienen que ser adaptadas al nuevo marco normativo con el que se está dotando la Unión Europea, en una concepción de la agricultura como núcleo de la sostenibilidad del ámbito rural (multifuncionalidad de la agricultura).

La tutela realizada en el ámbito de la Sanidad Vegetal por parte de los Servicios Oficiales, debe dar paso a una nueva organización que debe estar apoyada en el tejido técnico que asesora a los productores agrícolas. Estos servicios de asesoramiento especializado están llamados a ser el soporte del control fitosanitario de los cultivos, en una estructura soportada por el sector productor que asume la función de responsabilidad que le atribuye la Ley de Sanidad Vegetal (artículos 5 y 13).

Esta nueva concepción de la gestión de los controles fitosanitarios, que con distintos enfoques ya se ha planteado en otros países de la UE (Francia y Holanda) tiene que permitir a las administraciones ocupar el espacio que le corresponde en una estructura productiva profesionalizada, adecuando las estructuras de personal a las funciones de supervisión del sistema del autocontrol del material vegetal. De esta forma, se podrá dar respuesta a la demanda recibida desde una sociedad moderna que apuesta por una estructura ligera y especializada de la Administración, y por el refuerzo de los apoyos a las estructuras desconcentradas en el sector.

En este escenario, las administraciones deberán definir de forma exquisita las reglas de funcionamiento de estos servicios de asesoramiento (y autocontrol), los canales para la transferencia de conocimientos y tecnologías hacia el sector, así como los mecanismos de retroalimentación, sobre las áreas de interés o los riesgos fitosanitarios, que permitan activar los mecanismos de realización de ensayos y proyectos de investigación que resuelvan los problemas relacionados con las plagas emergentes.

La Comunidad Autónoma de Andalucía ha venido avanzando en esta dirección con la modificación de la normativa de apoyo al control de plagas tan importantes como la mosca del olivo, la mosca de la fruta o el control de los insectos vectores de virosis en los cultivos hortícolas. El espíritu de estas normas se dirige a fomentar la autonomía de los sectores productores en el control de las plagas, tras un periodo de tutela (que se pretende minimizar al máximo) en el que se ponen a punto las técnicas de control a través de los trabajos de los servicios especializados dependientes de la Consejería de Agricultura y Pesca: servicios técnicos de sanidad vegetal y del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA).

Para complementar la transferencia tecnológica dirigida a resolver cuestiones fitosanitarias singulares, la Consejería ofrece a través de su página Web unas herramientas de ayuda a la toma de decisión de los responsables técnicos del sector productor, como son: el asistente de autodiagnóstico de plagas de cultivos, las consultas avanzadas sobre productos fitosanitarios y organismos de control biológico, o la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) que semanalmente publica el estado fitosanitario de los principales cultivos de Andalucía.

 

El Futuro de la Sanidad Vegetal

La globalización de los intercambios comerciales está trayendo consigo el incremento del riesgo a la importación de organismos exóticos que pueden implantarse como plagas importantes en nuestras zonas productoras.

La drástica reducción del número de materias activas como resultado de la revisión comunitaria realizada en aplicación de la Directiva 91/414, va a suponer la modificación de los métodos tradicionales de protección fitosanitaria de los cultivos, dando paso a la incorporación de nuevos productos de síntesis, muy específicos, compatibles con las estrategias de control biológico, y al desarrollo del uso de otras alternativas al control químico tradicional apoyadas en el desarrollo de los elicitores, fitofortificantes, semioquímicos, etc, en una generalización de las estrategias de gestión integrada de las plagas y enfermedades.

Ambos eventos van a requerir de la máxima especialización del sector productivo en el control de los agentes nocivos existentes y los foráneos que van a ir introduciéndose, debiendo vigilar los efectos que pueden provocar sobre el abastecimiento de alimentos de calidad. Asimismo, la responsabilidad sobre el control de la cadena alimentaria va a requerir un alto nivel de profesionalización del sector productor, que tendrá necesariamente que apoyarse en un servicio de asesoramiento técnico especializado.

 

La Producción Integrada y el compromiso verde

El paradigma de la producción intensiva, de alto consumo de input y por tanto de mayor riesgo sanitario, es la producción hortícola bajo abrigo.

Las recientes alertas sanitarias por uso de plaguicidas fitosanitarios ilegales, ha provocado una modificación drástica del comportamiento de los productores que, gracias al apoyo de las administraciones y de las empresas productoras de Organismos de Control Biológico (OCBs), ha podido ser reconducido hacia la producción integrada como única fórmula de producción de bajo impacto medioambiental y con suficientes garantías sanitarias.

Este compromiso verde, se ha fundamentado en una nueva normativa de producción integrada que consolida el empleo de OCBs como estrategia básica del sistema productivo, y que en casos justificados se combinará con el uso de productos compatibles con estos organismos.

Este maridaje entre el control biológico y control químico con productos compatibles (de nuevo diseño) empieza a consolidarse como referente del futuro de la nueva agricultura que tendrá que convivir con la disminución del número de materias activas disponibles, que permitían estrategias de control apoyadas en la rotación de los tratamientos con distintas familias químicas para evitar las resistencias de las plagas, así como las restricciones al uso de productos de síntesis que preconizan los borradores de las nuevas reglamentaciones europeas de comercialización y uso.

El futuro de la Producción Agrícola en Andalucía lo entendemos en lenguaje de Producción Integrada, habiéndose iniciado un imparable camino hacia la consolidación y extensión de este sistema de agricultura razonada.

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