Mesa redonda: El control biológico y biotecnológico de plagas, frente al control químico: Alternativas para la Agricultura del siglo XXI.

En la actualidad, la Directiva 91/414/CEE, relativa a la comercialización de productos fitosanitarios, regula la aprobación, al nivel comunitario, de las sustancias activas, así como la autorización, al nivel de los estados miembros, de los productos fitosanitarios que se fabrican con ellas. Sin embargo, la Comisión Europea (COM), elaboró en el año 2006 una comunicación que alertaba de la presencia de cantidades indeseables de plaguicidas en determinados medios, en particular el suelo y el agua, además de algunos residuos que superaban los límites establecidos en productos agrarios.

En el Sexto Programa de Acción Comunitario en materia de Medio Ambiente, se reconoció la necesidad de seguir reduciendo el impacto de los plaguicidas (especialmente los productos fitosanitarios) sobre la salud humana y el medio ambiente. Para reducir los riesgos derivados de la utilización de plaguicidas, se elaboró una estrategia temática sobre su uso sostenible y se decidió realizar una revisión del marco jurídico. Entre los actos cuya adopción propuso la COM, se encuentran la Directiva xxx delParlamento Europeo y del Consejo por la que se establece un marco deactuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas (a partir de ahora la Directiva de uso sostenible) y el Reglamento xxx delParlamento Europeo y del Consejo relativo a la comercialización de productosfitosanitarios. Ambos actos fueron aprobados a principios de 2009 mediante el procedimiento de codecisión.

La Directiva de uso sostenible define la gestión integrada de plagas (GIP) como el examen cuidadoso de todos los métodos de protección vegetaldisponibles y posterior integración de medidas adecuadas para evitarel desarrollo de poblaciones de organismos nocivos y mantener el uso deproductos fitosanitarios y otras formas de intervención en niveles que esténeconómica y ecológicamente justificados y que reduzcan o minimicen losriesgos para la salud humana y el medio ambiente. La gestión integrada deplagas resalta el crecimiento de un cultivo sano con la mínima alteraciónposible de los agroecosistemas y promueve los mecanismos naturales decontrol de plagas.

A partir de esta definición puede deducirse que la GIP debe entenderse en un sentido amplio, considerando distintos aspectos ecológicos, agronómicos, sociales, económicos etc. y debe intentar buscar soluciones sostenibles a los problemas de plagas y enfermedades de los cultivos, a través de la integración de diferentes disciplinas y basándose en un análisis de los riesgos y los beneficios.

El artículo 13 de la directiva de uso sostenible obliga a los Estados miembros a garantizar que todos los usuarios profesionales aplicarán los principios generales de la GIP, a más tardar el 1 de enero de 2014. Dichos principios quedan recogidos en su Anexo III y hacen referencia a los siguientes aspectos:

 

- Medidas para prevenir o eliminar los organismos nocivos.

- Vigilancia de los organismos nocivos.

- Decisión de aplicar medidas fitosanitarias en base a unos umbrales.

- Preferencia para emplear métodos no químicos, siempre que den protección satisfactoria.

- Especificidad de los fitosanitarios que se apliquen.

- Limitación del uso de plaguicidas y otras intervenciones a los niveles mínimos necesarios.

- Estrategias para evitar aparición de resistencias.

- Comprobación del éxito de las medidas fitosanitarias

 

Estos principios representan un punto de partida a partir del cual es necesario que los EE MM trabajen. A la hora de diseñar estrategias para implantar la GIP, hay que tener en cuenta que deben existir una serie de elementos comunes y otros que dependerán, tanto del cultivo como de la zona geográfica en que éste se desarrolle. Además, las acciones que se emprendan deberían enmarcarse dentro del conjunto de la estrategia temática de uso sostenible de los plaguicidas, apoyándose en todos los instrumentos dispuestos en los diferentes actos legislativos aprobados.

Coincidiendo con el periodo en que estuvo en la Presidencia del Consejo (el segundo semestre de 2008) Francia organizó unas jornadas técnicas con representantes de los diferentes agentes implicados (agricultores, administración, científicos, consumidores, técnicos, ecologistas, distribución, etc.), para ayudar a diseñar modelos para implementar la GIP. En junio de 2009 la COM organizó el primero de una serie de grupos de trabajo de expertos, con un objetivo similar.

Durante estas reuniones se puso de manifiesto que la GIP debería basarse en el asesoramiento de técnicos, con una formación adecuada y continua, que tendrían que apoyarse en sistemas de alerta precoz, a la vez que todo el sistema se beneficiaría de la existencia de programas de investigación y desarrollo encaminados a mejorar las herramientas de la GIP y a buscar otras nuevas, siendo muy importante que los productores tengan un acceso fácil a estas herramientas.

La UE es consciente de la necesidad de apoyar la investigación para favorecer el desarrollo de la GIP. Por ello, en los sexto y séptimo Programas Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico, se han financiado diversos proyectos, como por ejemplo, ENDURE o FOOTPRINT, que pueden ayudar a los Estados miembros en la implementación de la GIP.

Por otro lado, en el curso de estas reuniones, se destacó también la necesidad de poner de acuerdo a los distintos agentes implicados, fomentando el diálogo y la colaboración entre todos ellos. De esta forma, la sociedad (en particular los consumidores) sería más consciente del esfuerzo que supone para los productores el modelo de agricultura de la UE, así como de los beneficios que reporta, lo que podría contribuir a mejorar el posicionamiento de las producciones agrícolas europeas en el mercado.

Por último, conviene señalar que el nuevo marco normativo de la UE para el uso de los productos fitosanitarios supone el éxito de los modelos agrícolas de producción sostenibles y podría contribuir a desarrollar en su conjunto la producción integrada.

Comprar Revista Phytoma 213 - NOVIEMBRE 2009