Las malas hierbas compiten con los cultivos por los recursos disponibles en el medio, lo que puede llevar a importantes reducciones en los rendimientos en ausencia de métodos de control. Aunque las principales malas hierbas pueden ser muy diferentes y varían en su abundancia de una región agrícola a otra, entre diferentes parcelas e incluso entre distintas ubicaciones de la misma finca, algunas especies se han generalizado en toda la geografía española para los cultivos de cereal de invierno y de maíz y representan una amenaza por su competitividad, por la dificultad en su control y por su rápida expansión. Si bien existen distintos métodos de control, como el mecánico, el cultural o el biológico, que se pueden y deben utilizar para el control de estas malas hierbas en el marco de un control integrado, el control químico con herbicidas es el más utilizado por los agricultores y vamos a abordar brevemente su uso en estos cultivos en España. El conocimiento por parte de los agricultores de las especies de malas hierbas presentes en sus parcelas, la elección de un herbicida adecuado para su control y el empleo correcto de éste en cuanto a dosis, momento de aplicación, volumen de caldo y estado de desarrollo de la mala hierba es fundamental para la obtención de buenas eficacias. 

 

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