En 1969 asistí en Sevilla a un seminario sobre nuevas técnicas en el cultivo del olivar, un árbol cuya acertada fitotecnia ha permitido superar con mucha eficacia el ataque de parásitos y patógenos durante los miles de años que se ha cultivado, y sus plagas y enfermedades han estado limitadas a lugares muy concretos o a determinadas campañas.