Hablando con mi amigo Luis "el Cabrero" sobre el efecto que  tienen en la salud de las plantas las labores que se dan al suelo, me cuenta que una vecina del pueblo, "la Follica", que además de tuerta y "boquisuelta" era orgullosa, desoyó las prevenciones de sus vecinos a fin de que no construyera un cobertizo para sus cabras en la rivera de un arroyito por el que, desde hacía mucho, no circulaba el agua. Empecinada en su idea lo construyó, y un día que cayó una tormenta, cabras  y cobertizo fueron arrastrados hasta el Guadalquivir, lo que provocó que mucha gente de los pueblos de aguas abajo quedaran sorprendidas al ver venir por el rio una piara de cabras nadadoras.