Los principios de la ética y sus aplicaciones ?la moral? son desarrollados por los anglosajones desde la frialdad del razonamiento. Los mediterráneos, en cambio -y más los españoles- nos guiamos por la iluminación; y en ese ámbito casi todo lo importante, hasta ahora, ha venido de la mano de los ángeles. Nuestra cultura está llena de referentes. San Agustín dice: "todo lo que es visible en este mundo está gobernado por un poder angélico". Alberti los descubrió un buen día y nos compuso encantadores versos en "los Ángeles albañiles, el Ángel de los números, los Ángeles de la prisa"... Y el pintor Gregorio Prieto ?el del retrato genial de Lorca? nos contaba que una vez se quedó sin fe y, angustiado ante un futuro vacío de creencia, no encontró mejor solución que convertirse en coleccionista de imágenes de arcángeles.

Nuestra cultura ?el sistema de soluciones espirituales y físicas con el que vivimos, convivimos y trascendemos? está lleno de procedimientos que no tienen autor y que de tan perfectos deberían tener un origen celestial. Hasta la década de los años sesenta, el modelo principal de cultivos herbáceos en España era la alternativa de cereales-leguminosas, una agricultura en la cual las especies predominantes eran trigo, cebada, haba y garbanzo.