Una nueva plaga, el trips de la orquídea (Chaetanaphotrips orchidi), se extiende velozmente por el territorio citrícola de la Comunidad Valenciana. Su ataque no mata al fruto, pero provoca daños y deprecia su valor comercial. Un proyecto de investigación del IVIA aborda esta nueva amenaza para la agricultura.

 En 2016 se detectó este insecto, originario de zonas tropicales, en Alcanar (Taragona), y en 2017 apareció en algunas comarcas valencianas. Pero en apenas un año, se ha extendido a casi todas las comarcas del litoral, de Castellón a Alicante. Su presencia en Europa se debe a las múltiples introducciones en plantas de invernadero.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y CaixaBank organizaron una jornada para analizar las dimensiones del problema y las posibles medidas para atajarlo. En la jornada intervinieron el jefe de Sanidad Vegetal de la Generalitat, Vicente Dalmau, el investigador del IVIA Alejandro Tena y Cristina Navarro, de Elytra Agroscience Service.

Este insecto, también llamado trips del bronceado de los cítricos, se hospeda fundamentalmente en las naranjas y sobre todo en las variedades de Navelina y Lane Late, provoca manchas y lesiones muy apreciables en la piel de los frutos, dejándolos inservibles para su comercialización en fresco, de tal manera que la única salida que encuentran es, en el mejor de los casos, su envío a la industria para transformarlos en zumo. “El ataque de este trips no mata al fruto, pero sí causa daños estéticos que deprecian su valor comercial”, señaló Cristina Navarro.

Se trata de una especie muy polífaga. En cítricos, además de España, se ha constatado su presencia en Argentina, California y Florida (Estados Unidos). Alejandro Tena admitió que hay un gran desconocimiento sobre esta plaga y los métodos más efectivos para combatirla. De los pocos estudios realizados hasta la fecha, algunos se contradicen entre sí y datan de los años noventa, midiendo la eficacia de insecticidas que en la actualidad ya no están autorizados. Lo que sí se conoce es que naranjas, pomelos y limones son más sensibles a esta plaga que clementinas e híbridos, que el mayor porcentaje de daño se produce en la parte baja del árbol y que existe una gran variabilidad entre parcelas afectadas.

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