Desde el año 2005, se vienen observando daños especialmente patentes compatibles con la sintomatología de “la seca de las quercíneas” en el Monte del Pardo. Por ello en el ámbito de los Seguimientos Fitosanitarios llevados a cabo por el Servicio de Jardines y Montes de Patrimonio Nacional, se han realizado a lo largo de la última década diferentes estudios y trabajos encaminados a profundizar sobre el verdadero alcance del problema. En el presente artículo se expone el último y más detallado trabajo, ejecutado durante el otoño de 2016, en el que se han cartografiado la totalidad de manchas afectadas, analizado muestras radiculares y realizado tratamientos experimentales basados en  la inducción de la autodefensa del arbolado.

Patrimonio Nacional es el organismo público responsable de los bienes de titularidad del Estado recogidos en la Ley 23/1982 de 16 de junio, y tiene como fines principales el apoyo a la Jefatura del Estado para la alta representación y la puesta a disposición de los ciudadanos del patrimonio histórico-artístico que gestiona a través de su uso con fines culturales, científicos y docentes.

El monte de El Pardo es un espacio natural de singular valor, al ser el bosque mediterráneo más importante de la Comunidad de Madrid y estar situado en la periferia de la capital, suponiendo el mayor pulmón de esta gran urbe de más de 3 millones de habitantes. Situado en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, esta magnífica dehesa tiene una superficie de casi 16.000 hectáreas. El uso restringido, históricamente mantenido por la vinculación del espacio a la Corona española, es la razón de que este enclave haya conservado su enorme valor ambiental a lo largo del tiempo.

Es un sistema agrosilvopastoral que se ha creado y mantenido gracias a la actividad humana desarrollada en ella, favoreciendo conjuntamente producción y conservación. Las dehesas, se encuentran catalogadas como hábitat protegido según la Directiva 92/43/EEC y forman parte de la Red Natura 2000. Además por el Decreto 102/2014, se declara Zona Especial de Conservación el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) “Cuenca del río Manzanares” y se aprueba su Plan de Gestión y el de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Monte de El Pardo” y “Soto de Viñuelas”.

Uno de los problemas actuales que tiene la dehesa es el aumento progresivo del deterioro y muerte de encinas y alcornoques que se lleva produciendo a lo largo de las últimas décadas, denominada “seca” o decaimiento de los Quercus. Esta afección se ha intensificado especialmente durante los últimos 30 años, con mayor incidencia en el sur peninsular.

La seca hay que entenderla como un síndrome en el cual intervienen en mayor o menor medida diferentes factores de carácter tanto biótico (hongos, plagas, etc.) como abiótico (sequías, descenso de capa freática, deficiencias de suelo, etc.) que, actuando conjuntamente, acaban mermando la vitalidad del arbolado y provocando el debilitamiento y la muerte de los árboles. Aunque no siempre es sencillo, se debe tratar de diferenciar las situaciones en que el deficiente estado sanitario del arbolado se debe a la presencia de una enfermedad o plaga concreta, frente a otras causadas por un decaimiento general, entendido éste como una enfermedad de etiología compleja, con múltiples factores intercambiables en el tiempo y el espacio (Vázquez P. y Francisco M. 2004). Teniendo en cuenta que una plaga o enfermedad siempre va a depender de la existencia de condiciones ambientales particulares, presentes en todo proceso de decaimiento (Tuset, J.J. y Sánchez, G. 2004).

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