El presente artículo corresponde al informe realizado por una estudiante del Máster de Protección Integrada de Cultivos de la Universitat de Lleida, con motivo de la conferencia impartida por el Dr. César Fernández-Quintanilla (Instituto de Ciencias Agrarias – CSIC Madrid) dentro de las actividades de la asignatura de Malherbología. Su publicación surge a iniciativa de los profesores de la asignatura y cuenta con la aprobación del propio conferenciante.

Aunque tradicionalmente las prácticas de cultivo se han orientado hacia una gestión uniforme del campo, se sabe que las propiedades del suelo, la presencia de malas hierbas, plagas o enfermedades, el rendimiento de un cultivo y otros parámetros de interés agronómico no son homogéneos dentro de una misma parcela ni a lo largo de los años. Estas variaciones, tanto espaciales como temporales, justificarían un manejo diferencial del campo. En ese sentido, el avance de las nuevas herramientas tecnológicas, informáticas y electrónicas, ha propiciado el desarrollo de una nueva práctica conocida como Agricultura de Precisión (AP) o Manejo específico localizado (site-specific management). La Agricultura de Precisión permite una gestión a la medida de los suelos y cultivos para ajustarse a la variabilidad de cada parcela, con el objetivo de disminuir el uso de insumos, permitiendo reducciones en los costes, un mayor rendimiento y un menor impacto medioambiental.

Para llevar a cabo esta práctica de una forma integral habría que seguir un esquema cíclico basado en la toma de datos de suelo, cosecha y clima, en el análisis de esta información con el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG) y Sistemas de Soporte a la Decisión (SSD) y, finalmente, en la actuación con la aplicación variable en siembra, abonado, riego o fitosanitarios. Para ello, se necesitan una serie de tecnologías de geo-posicionamiento (GPS), sistemas de información geográfica (SIG), sensores o cámaras situados en plataformas aéreas (satélites, aviones, drones) o terrestres (tractor, quad) para obtener la información, software específico para la gestión de la información (QGIS, ArcGIS) y maquinaria agrícola inteligente (pulverizadores o escardadores de precisión).

Una aplicación concreta de la AP es la gestión localizada de las malas hierbas. Se sabe que muchas especies de malas hierbas suelen estar distribuidas de forma agregada formando rodales. Por lo tanto, tiene sentido evitar la aplicación uniforme de herbicida y focalizarla únicamente a las zonas más infestadas. Para realizar este tipo de prácticas, primero hay que detectar la posición de dichas infestaciones, tomar las consiguientes decisiones de control y, finalmente, actuar.  En este informe se hace especial hincapié en la última fase del ciclo, la actuación.

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Comprar Revista 303 NOVIEMBRE 2018