Desde principios del siglo XIX se han descrito varias enfermedades causadas por Xylella fastidiosa en América del Norte y del Sur, enfermedades que afectan a los principales cultivos y arboledas. Sin embargo, de acuerdo con un primer informe del sur de Italia, la detección de la bacteria como fitopatógeno de importancia mundial tuvo lugar en 2013. Con anterioridad a este año, solo se había informado en Europa de la presencia esporádica de X. fastidiosa, bien en plantas importadas que eran interceptadas, bien en casos de detecciones que no suscitaban preocupación y no se confirmaban. El primer informe de infecciones por Xylella en plantas al aire libre en Europa coincidió con la aparición de una enfermedad nueva y grave que afectaba a los olivos del sur de Italia. Se confirmó que esta devastadora enfermedad del olivo, llamada síndrome de desecación rápida del olivo (OQDS, por sus siglas en inglés), era causada por un genotipo específico de X. fastidiosa perteneciente a la subespecie pauca que hasta entonces solo se había encontrado en Costa Rica. Este descubrimiento llevó a la realización de diversos estudios en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Dichos estudios corroboraron la existencia de infecciones en Córcega, en la Francia continental, en las islas Baleares y en la España peninsular. De hecho, gracias a la intensificación de las inspecciones, se registraron numerosas intercepciones de material infectado en los puertos de entrada. Las investigaciones sobre estos brotes emergentes en Europa revelaron que existía una gran diversidad genómica, lo que sugería que en los últimos años se habían producido diversas introducciones en Europa.

Los datos genéticos de que se dispone hoy en día han permitido determinar cepas de tres subespecies diferentes que son responsables de la mayoría de las infecciones observadas en los diversos brotes de la UE. En la España peninsular, Francia y Córcega las infecciones se han asociado básicamente a cepas de la subespecie multiplex; en Italia, a cepas de la subespecie pauca; en las islas Baleares la situación parece más compleja, pues se han encontrado cepas de las tres subespecies en varias plantas huéspedes (EFSA, 2018). En particular, en la isla de Mallorca se han hallado cepas bacterianas de la subespecie fastidiosa asociada con la enfermedad de Pierce en la vid, que suscita gran preocupación en el sector agrario europeo, lo que ha llevado a promover la adopción de estrategias de control eficaces (estudios e inspecciones, restricciones en el traslado de plantas que provienen de zonas contaminadas).

En torno a la presencia de X. fastidiosa en Europa, hay que destacar dos aspectos: (i) hasta ahora se han encontrado varios genotipos, un hecho que deja ver que, aunque este patógeno tiene una larga historia en las Américas, todavía no conocemos con detalle su diversidad genética; (ii) varias especies vegetales típicas de la flora mediterránea y europea, que nunca habían estado expuestas a la bacteria, han sucumbido a las infecciones; en consecuencia, han contribuido a ampliar significativamente la lista mundial de huéspedes susceptibles de sufrir una infección.

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Comprar Revista 304 DICIEMBRE 2018