Los residuos de productos fitosanitarios en el fruto son un tema de actualidad por la preocupación que generan en el consumidor por su toxicidad y potencial efecto sobre la salud. Estudios de la EFSA confirman que los alimentos son seguros, pero aun así hay una exigencia mayor de productos más sanos y han conllevado a un aumento en las exigencias de las certificaciones de las grandes cadenas comercializadoras de alimentos. En este contexto, el proyecto FRUIT.NET desarrollado en Calaluña pretende incidir en la reducción de residuos mediante la optimización del uso de los productos fitosanitarios.  En el caso concreto del cultivo del manzano, la implementación del proyecto ha representado una reducción significativa del uso de insecticidas, y en menor grado de fungicidas. Asimismo, se ha incrementado el porcentaje de fruta con niveles muy bajos de residuos con valores por debajo del 5% del LMR.

Los residuos de los productos fitosanitarios son sustancias potencialmente nocivas si se encuentran en los alimentos de origen vegetal, o bien sus transformados, por encima de los umbrales establecidos como seguros por las autoridades europeas de seguridad alimentaria (EFSA). Este umbral de riesgo se mide en función del Límite Máximo de Residuos (LMR), que se define como el nivel superior legal permitido de concentración de un residuo de plaguicida (expresada en mg/kg) en alimentos o piensos conforme con el Reglamento (CE) 369/2005. Si se respeta el plazo de seguridad (período obligatorio en días entre la aplicación y la cosecha) de las materias activas de los fitosanitarios en los diversos cultivos, se puede afirmar, con un amplio margen de seguridad, que los posibles niveles de residuos que puedan permanecer en los vegetales no son perjudiciales para sus consumidores (Nolla JM, Pascual M., 2010).

Según la EFSA (2019), organismo encargado de regular la seguridad de los alimentos y de evaluar la toxicidad de los residuos de los productos fitosanitarios, y después de analizar 88.247 muestras de 28 países de la CE más Islandia y Noruega, un 95,9 % de los alimentos de venta en Europa están libres de residuos; distribuido en 54,1 puntos porcentuales que contienen trazas por debajo del límite de cuantificación (LQ) y en 41,8 puntos que contienen niveles bajo los LMR establecidos (EFSA, 2019). Aun así, según indican Hernández y García (Ecologistas en Acción, 2019), el 3,8 % de los alimentos a la venta en Europa en 2016, el 2,8 % en 2017 y el 2,9 % en 2018 contenían más tóxicos de los permitidos, y, en 2016, se detectaron múltiples residuos en el 30,1 % de las muestras de alimentos no procesados y en el 28 % de la comida procesada. Estos datos no incluyen la presencia simultánea de varias materias activas, lo cual, afirman, supone un riesgo adicional para la salud de los ciudadanos europeos puesto que no se analiza el efecto conjunto de las distintas materias activas en un mismo alimento.

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