Si se hiciera una encuesta para saber cómo se valora el papel de la Agricultura en el bienestar de la Humanidad, es probable que los encuestados respondieran que ella es fundamental, pero no sería lo mismo si la pregunta estuviera referida a la influencia de la salud de las plantas en el progreso de la sociedad. Una realidad que se constata al comprobar la casi ausencia de obras de literatura, cinematográficas o teatrales elaboradas con argumentos relacionados con la patología vegetal; pero para mi sorpresa, no hace mucho, uno de los capítulos de la popular serie de Tv El doctor de los Alpes estaba referido a la enfermedad de una joven causada por un patógeno de las plantas.


La chica manifestaba unos síntomas que el doctor Gruber, protagonista de la serie, sospechaba que eran consecuencia del consumo de drogas, aunque ese diagnóstico no parecía concluyente porque la paciente no solo no se drogaba, sino que en su alimentación solo había productos ecológicos.
–¿Cómo era posible que una persona de hábitos tan saludables tuviese los síntomas de un drogadicto? –Se preguntaba el doctor.
La paradoja fue resuelta cuando los estudios del médico y la aparición de alcaloides en los análisis desvelaron que la enfermedad estaba producida por el consumo de pan de centeno elaborado con harina de este cereal cuyas espigas fueron invadidas por un hongo.
El micromiceto Claviceps purpurea ocasiona en el centeno una enfermedad –el cornezuelo– cuyas espigas presentan estromas que contienen alcaloides, y cuando las personas consumen pan de centeno afectado por cornezuelo sufren una enfermedad conocida como ergotismo.

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