Este artículo recopila las herramientas de diseño y técnicas de cultivo que se vienen utilizando en la Finca Frome Tropicales de Canarias, para una gestión de plagas y enfermedades exenta de estrategias fitosanitarias. Con este objetivo, introducimos en el diseño de las parcelas tanto la biodiversidad local como diferentes especies vegetales de uso agrícola manejadas bajo criterios agroecológicos. Los resultados, tras seis años de cultivo, evidencian la potencialidad de estas herramientas de manejo sencillo para una gestión sostenible de los cultivos, reducción de los costes de producción y la naturalización de los entornos agrícolas.


El cultivo del aguacate en Canarias tradicionalmente ha sido un cultivo de poca intervención por parte del agricultor. Con podas mínimas, dejando los árboles crecer libremente, poco control en los riegos, asociado a los cultivos de platanera en los bordes de las fincas, casi sin fertilización y con escasas amenazas en cuanto a plagas y enfermedades. Existía y existe una variabilidad interesante de cultivares locales que los canarios llamamos aguacates ‘del país’ o ‘criollos’, que se mezclaban con las variedades que iban apareciendo: Fuerte, Hass, Pinkerton… se podría decir que el cultivo tradicional del aguacate en Canarias ha sido bastante poco intensivo.
En los últimos diez años la superficie de cultivo en Canarias se ha incrementado exponencialmente, convirtiéndose en un cultivo rentable con o sin ayuda (Rodríguez y Cáceres, 2014). El discurso técnico oficial se ha dirigido a una mayor tecnificación e intensificación del cultivo. Con marcos de plantación más densos, riego localizado, desarrollo de viveros cualificados enfocados a la producción de la variedad Hass (mayoritaria en los mercados), organizaciones de productores en desarrollo y un aumento de la demanda de esta fruta, y buenas perspectivas para la exportación. El desarrollo sostenido de este subsector, la tendencia de las nuevas políticas agrarias y el sentido común nos obligan a tener en cuenta cuestiones medioambientales como el consumo de agua y la dependencia de insumos externos. O a identificar cuáles son las zonas de mayor adaptabilidad agroecológica de los distintos cultivares. El cultivo del aguacate no debe ocupar todos los pisos bioclimáticos o las zonas cultivables de las islas ‘más verdes’ con la excusa de la rentabilidad, ya que el agua en Canarias es un factor limitante (Rodríguez, 1995).

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