El control eficaz de las enfermedades de las plantas, y la prevención de la emergencia de enfermedades nuevas, son objetivos que plantean importantes desafíos a la investigación en Patología Vegetal. La comprensión de la epidemiología, necesaria para alcanzar esos objetivos, requiere de estudios de la interacción planta-patógeno tanto a nivel del patosistema como del ecosistema, usando todas las metodologías hoy disponibles. La comunidad fitopatólogica española está bien capacitada para afrontar estos desafíos. Sin embargo, hay que recordar que la gestión de las cuestiones sanitarias tiene a menudo más condicionantes políticos que científicos.

 Las enfermedades de las plantas tienen un importante impacto económico y social por reducir la producción vegetal, amenazando la seguridad alimentaria y la renta de los agricultores, y por reducir los servicios que los ecosistemas silvestres aportan a la humanidad. Las pérdidas en los cultivos agrícolas por enfermedades endémicas, que los afectan de forma recurrente en una determinada área geográfica, se estiman entre un 9 y un 23% de media a nivel mundial, según cultivos (Oerke, 2006). Tales pérdidas son difícilmente asumibles ante la necesidad de alimentar a una población humana creciente, en un contexto de cambio climático, y debiendo reducir el impacto ambiental de la agricultura. Además, las enfermedades de las plantas determinan la composición y dinámica de los ecosistemas silvestres, en los que pueden causar transformaciones profundas (por ejemplo, la desaparición de las olmedas en la Península Ibérica) y, en consecuencia, de los servicios que aportan (Power, 2010).

El impacto de las enfermedades de las plantas, como las de los humanos y animales domésticos o silvestres, suele ser máximo en el caso de enfermedades emergentes (Figura 1), es decir, aquellas que aparecen en una población de nuevos huéspedes y cuya incidencia aumenta debido a cambios en su epidemiología (Elena y col. 2014). La emergencia de enfermedades es un proceso no bien comprendido, que depende de múltiples factores ecológicos y evolutivos (Anderson y col., 2004; Elena et al., 2014). Un factor clave es la conectividad entre las poblaciones de huéspedes y de patógenos, aumentada a niveles sin precedentes por la globalización del comercio de productos agrarios y del transporte de personas y materiales.
Es imprescindible investigar para comprender, a todos los niveles de organización biológica, las causas de las enfermedades, siendo el fin último disminuir el impacto socioeconómico de las enfermedades ya existentes en una región, y prevenir y manejar la emergencia de enfermedades nuevas.

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