La olivicultura es un pilar económico y social integral de la región mediterránea, donde se concentra el 95% de la población mundial de olivos. Un ecosistema diverso formado por hongos, arqueas, virus, protozoos y comunidades microbianas -la microbiota del suelo- desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de suelos sanos y en la productividad. Los organismos formadores de esporas han sido identificados como una de las comunidades predominantes del microbioma del suelo y son conocidos por su gran variedad de propiedades antimicrobianas y su extraordinaria resistencia.
De acuerdo con lo anterior, el objetivo de este trabajo fue determinar los organismos formadores de esporas cultivable de los huertos de olivos españoles y caracterizar sus propiedades fenotípicas frente a retos ambientales comunes. El colectivo aislado mostró una gran variedad de especies y cepas. Los aislados representativos mostraron susceptibilidad a antibióticos comunes, así como una buena resistencia a la exposición a metales pesados y fertilizantes minerales.

El olivo es uno de los cultivos más preciados que se producen en la región mediterránea, concentrando el 95% de los olivos del mundo y siendo España el mayor productor de aceite de oliva a nivel mundial. Este cultivo, como cualquier otro cultivo comercial, es intrínsecamente susceptible a las plagas vegetales conocidas y emergentes y a las enfermedades infecciosas causadas por bacterias, hongos y virus. Por ello, existe una gran necesidad de nuevos productos fitosanitarios biológicos que cumplan con los requisitos de las políticas actuales, como los ambiciosos objetivos establecidos en el Green Deal de la Comisión Europea, y que al mismo tiempo garanticen el mantenimiento de los niveles de producción y calidad.

Unos suelos sanos son fundamentales para una producción eficiente y saludable de alimentos, mantener la biodiversidad y revertir su pérdida, así como para luchar contra el cambio climático. En este sentido, una parte esencial de los suelos sanos es su ecosistema diverso, denominada colectivamente el microbioma del suelo (Jansson y Hofmockel, 2020). Las cepas de Bacillus spp. representan hasta el 95% de las poblaciones Gram positivas, además de ser una de las bacterias endofíticas más extendidas (Miljaković y col., 2020).

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