El Pacto Verde Europeo, la gran apuesta estratégica de la Comisión Von der Leyen, tiene como fin hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro para el año 2050. En el caso de la cadena alimentaria, se concreta en las estrategias ‘De la granja a la mesa’ y ‘Biodiversidad’.

La primera de estas estrategias subraya, entre otros aspectos, que “todos los agentes de la cadena alimentaria deben desempeñar su función para alcanzar la sostenibilidad de la cadena alimentaria. Los agricultores, pescadores y acuicultores necesitan transformar sus métodos de producción con mayor rapidez y utilizar de la mejor manera posible soluciones tecnológicas, digitales y basadas en la naturaleza y en el espacio, para obtener mejores resultados climáticos y medioambientales, aumentar la resiliencia frente al cambio climático y reducir y optimizar el uso de insumos (por ejemplo, plaguicidas y fertilizantes). Estas soluciones requieren inversiones en recursos humanos y financieros, pero también prometen rendimientos más elevados al crear valor añadido y reducir los costes”.

El objetivo de este informe es explicar cómo y por qué encaja perfectamente dentro de este proceso el sector hortofrutícola europeo —y, más concretamente, el integrado en Organizaciones de Productores (OP) y Asociaciones de Organizaciones de Productores (AOP)—, un proceso, por lo demás, en el que este sector lleva participando 25 años.

Con este fin, el informe subraya, en primer lugar, la importancia del sector de la fruta y la hortaliza en la economía agrícola de la UE, y en segundo, la forma en que el sector ha contribuido a lograr los objetivos de sostenibilidad. Por último, presenta ejemplos concretos. La agricultura ecológica ocupa, por supuesto, su lugar de pleno derecho, pero otras iniciativas interesantes la acompañan en el proceso.

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