La suelta de Tamarixia dry en la península se está haciendo de rogar. Aunque los resultados de su liberación en Canarias están siendo muy satisfactorios, el Ministerio de Agricultura aún no ha autorizado la introducción del parasitoide de la psila africana (Trioza erytreae), uno de los dos insectos vectores que transmiten la bacteria causante del greening o HLB, la enfermedad más devastadora para los cítricos.

Los resultados de la investigación coordinada por el IVIA e ICIA han demostrado que T. dryi es un parasitoide altamente específico y que su introducción, liberación y establecimiento en Europa no afectaría a otras especies de psílidos. Este parasitoide, además, ya se ha utilizado con éxito en programas clásicos de control biológico en la Isla de la Reunión y en Mauricio, donde se ha conseguido reducir eficazmente las poblaciones de psílidos, y su presencia natural en Sudáfrica ha sido clave para contener la expansión de la enfermedad. En la península, Trioza erytreae está presente desde 2014 y en cinco años ha logrado expandirse por todo el litoral atlántico, y ya se encuentra a menos de 200 km de las zonas citrícolas de El Algarve y Huelva.

Por este motivo, el pasado 22 de julio, la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana, Mireia Mollà, solicitó al ministro Luis Planas autorizar la suelta del parasitoide tras demostrarse su eficacia en Canarias. Según la Conselleria, el Ministerio ha elevado la autorización a la Unión Europea, a pesar de que legalmente, según el artículo 44 de la Ley de Sanidad Vegetal, corresponde al gobierno nacional la potestad de autorizar la liberación de organismos exóticos en el territorio para el control biológico.

Ante esta demora, Mollà remitió una respuesta al ministro en la que advierte sobre el grave riesgo que supone la enfermedad e incide en la necesidad de autorizar la suelta de T. dryi. “Cada vez que una nueva plaga se introduce en Europa supone un coste de cientos de millones de euros que recae directamente en nuestros agricultores”, indicó la titular de Agricultura que, además, aprovechó la carta para incidir en la necesidad de extremar los controles en los puertos de entrada de cítricos procedentes de terceros países, tras la detección de cinco partidas infectadas.

A la petición de la consellera se ha sumado el Comité de Gestión de Cítricos (CGC). “La situación es de emergencia y la burocracia no debería dilatarlo más. Además, la primera amenaza de esta plaga se da en Huelva, que está a menos de 200 km de las zonas infectadas de Lisboa, o incluso en El Algarve, pero el Gobierno portugués no actuará hasta que el español se decida, pues es nuestro país quien ha importado y realizado los estudios de este parasitoide”, argumentó Manuel Arrufat, presidente de esta patronal nacional que aglutina a los exportadores privados.

Según un estudio del CGC sobre el impacto que tendría el HLB en España, extrapolando la experiencia del patógeno en Florida, en siete años y medio desde la primera contaminación, la producción nacional de cítricos quedaría reducida a la mitad (de 7 millones de toneladas a 3,6); a los quince años, la citricultura pasaría a ser un cultivo residual.

Pie de foto: Jesica Pérez Rodríguez (IVIA).