Las lluvias de marzo y temperaturas suaves han propiciado en los campos de fresa de Huelva las condiciones idóneas para el desarrollo de la podredumbre gris o botritis (Botrytis cinerea) en flores y frutos, según el Servicio de Sanidad Vegetal andaluz, que admite que la presión de la enfermedad es importante “teniendo en cuenta que se están realizando tratamientos fungicidas”.
La incidencia de botritis depende de diversos factores, como las condiciones meteorológicas, las variedades cultivadas, la densidad de plantación y el estado de la cubierta plástica del invernadero. A pesar de que la ralentización en la producción ha permitido retirar frutos afectados durante la recolección, lo que ha reducido la presencia del inóculo infectivo, hay daños en prácticamente todas las parcelas, y aproximadamente el 30% de ellas presenta un nivel de ataque entre moderado y grave.
Sanidad Vegetal recomienda prestar especial atención durante los periodos de lluvia, alta humedad relativa y temperaturas suaves, “teniendo en cuenta que existen variedades más susceptibles que otras, que una densidad de plantación elevada dificulta la aireación de las plantas y que una cubierta plástica que no gestione adecuadamente la luz puede provocar un crecimiento excesivo del follaje, con el consiguiente incremento de la humedad relativa en el entorno de flores y frutos”.
Hay daños en prácticamente todas las parcelas, y aproximadamente el 30% de ellas presenta un nivel de ataque entre moderado y grave
La enfermedad suele iniciarse en la zona de contacto entre el cáliz y el fruto. Por ello, una buena ventilación de los túneles puede disminuir el riesgo de desarrollo de la enfermedad. Es importante prestar atención a los pétalos adheridos a los frutos, ya que pueden ser focos de infección; en estos casos, el soplado de los lomos es una técnica beneficiosa.
Este hongo vive sobre vegetales vivos y muertos y puede provocar enfermedades en numerosos cultivos, además de la fresa y el fresón. Los órganos florales de las plantas enfermas se vuelven de color pardo y se recubren de una pulverulencia gris. Los frutos, cuando aún están verdes, adquieren color marrón y se momifican. En los frutos maduros y ya recolectados aparecen unas florescencias con forma generalmente circular y con la pulpa que hay debajo blanda. Esta podredumbre se suele extender en uno o dos días a todo el fruto, e incluso a la totalidad de la partida de la que forma parte.
El control químico tiene un carácter preventivo; además, este patógeno ha demostrado su facilidad para desarrollar resistencias a materias acticas, como en 2022 demostró un estudio realizado por el Comité de Acción contra Resistencias a Fungicidas (FRAC-España), la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) y el Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga.