Conyza spp., mala hierba que ha desarrollado resistencia a herbicidas con diferentes modos de acción, se está expendiendo por los cultivos de Segovia. ASAJA ha solicitado al Servicio Territorial de Agricultura y al Servicio Territorial de Medioambiente de esta provincia que se permita la quema controlada de aquellas superficies que presentan invasión de esta planta y la declare como invasora.
Este género procedente de América del Norte incluye aproximadamente a medio centenar de especies. Las plantas pueden llegar a medir dos metros de altura, con elevada fecundidad y con semillas de fácil dispersión a través del viento. Puede crecer en cultivos leñosos como olivos, frutales o viñas, pero también es frecuente su presencia en campos abandonados, cunetas de carretera o las vías de tren.
Uno de los principales problemas del manejo de Conyza spp. es que ha desarrollado resistencia a numerosos herbicidas con diferentes modos de acción, como inhibidores de la fotosíntesis en el fotosistema I, inhibidores de la fotosíntesis en el fotosistema II, inhibidores de la EPSP sintetasa e inhibidores de la ALS; entre ellos, se encuentra el glifosato, el más utilizado en multitud de cultivos.
Dada su resistencia al control químico mediante herbicida, los agricultores deben recurrir a otros métodos de control no químicos, como el laboreo, las siegas repetidas para reducir las posibilidades de floración, la rotación de cultivos y evitar la dispersión de semillas. “Desde ASAJA Segovia queremos solicitar que se incluya este género en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras y a su vez queremos solicitar tanto al Servicio Territorial de Medio Ambiente como al de Agricultura de Segovia que se permita la quema, siempre controlada, de las superficies en las que se detecte un problema grave con esta planta. Se trata de una técnica, que bajo control no supone ningún riesgo; y además es un método de control más respetuoso con el medioambiente ya que evita que se usen dosis altas de glifosato para intentar eliminar esta planta”, argumenta la organización agraria ante la expansión de esta especie.
Este género puede crecer en cultivos leñosos, pero también es frecuente su presencia en campos abandonados, cunetas de carretera o las vías de tren
“Malas prácticas agrícolas como el uso repetido de glifosato, el tratamiento con herbicidas en un estadio de la planta inadecuado o el uso de una dosis no recomendada, pueden fomentar la aparición de resistencias. En este sentido, Conyza spp. está entre las malas hierbas con más casos de resistencia a glifosato descritos”, explicaban malherbólogos del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) en un artículo publicado en Phytoma sobre un trabajo que evaluaba la eficacia de varios herbicidas en Conyza spp. a diferentes estadios de desarrollo.
Este trabajo demuestra que el tamaño en el que se trata la mala hierba es tan importante como el herbicida y la dosis utilizada en el control químico frente a ella: a mayor tamaño de la planta, menos efectividad del tratamiento. Y recomienda, “cuando sea posible”, el uso de técnicas alternativas para evitar el incremento de biotipos resistentes.