El equipo de Horticultura del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) ha conseguido acelerar el proceso de degradación de los restos plásticos biodegradables procedentes de los acolchados agrícolas usados en los cultivos, hasta lograr su completa eliminación en seis meses, una reducción del 75% con respecto al umbral temporal de dos años marcado por la Norma UNE-EN 17033 para la certificación como biodegradables de las películas de acolchado usadas en agricultura y horticultura. Los resultados superan también el porcentaje de conversión marcado por esta norma: del 90% exigido al 98% alcanzado.

De esta forma, y tras más de una década de estudios por parte de investigadores del IMIDA acerca del compostaje en suelo de los plásticos biodegradables, este proyecto logra abordar su objetivo principal inicial: evitar la aparición de fragmentos plásticos que puedan afectar tanto a la calidad del producto final como a las plantaciones vecinas. Además, el instituto destaca que supone “una importante mejora en la competitividad de las empresas agrarias regionales al tiempo que implica un significativo impulso a la economía circular de la Región de Murcia, respondiendo así a las prioridades del Desarrollo Sostenible marcadas por la Unión Europea”.

Los trabajos, enmarcados en un proyecto de Innovación llevado a cabo por el Grupo Operativo Acolchados Biodegradables (ACBD), han consistido en la recuperación de diferentes fragmentos de restos plásticos procedentes de acolchados del cultivo anterior, que fueron enterrados a distintas profundidades (entre 10 y 45 centímetros) en contenedores preparados con suelo agrícola y distintas mezclas de materia orgánica procedentes de restos de cabra, oveja y vacuno. En estos contenedores se controlaban, además, parámetros como la temperatura y la humedad (mediante la aplicación de diferentes dosis de riego) para garantizar la supervivencia de los microorganismos que actuaban en la degradación de los restos plásticos biodegradables estudiados.

Los investigadores han demostrado que los restos plásticos enterrados sin contacto con materia orgánica han experimentado una biodegradación del 50% en tres meses y del 75% en seis meses, frente al 98-100% experimentado en este último periodo por los plásticos en contacto con materia orgánica procedente de oveja. En este sentido, este proyecto evidencia un uso seguro de los acolchados biodegradables en agricultura siempre que se incorpore materia orgánica en la parcela a la finalización del cultivo y, además, se establezca una sucesión de cultivos cuyo nivel de humedad permita una acción combinada con los microorganismos insertados en el suelo para la degradación progresiva de los restos plásticos.

Estas actuaciones, iniciadas en 2018 y desarrolladas en diferentes fincas experimentales ubicadas en la zona del Guadalentín, el Campo de Cartagena y la Comarca del Noroeste, han confirmado la importancia de emplear en los cultivos acolchados biodegradables certificados según la Norma UNE-EN 17033.