Un proyecto de investigación del INTIA está ensayando hasta ocho tipos de papel diferentes que puedan sustituir al polietileno que habitualmente se utiliza en los cultivos hortícolas de invernadero.

La finca experimental del INTIA en Sartaguda acogió recientemente una jornada de puertas abiertas en la que se visitaron los ensayos que la entidad está realizando para sustituir los acolchados plásticos en cultivos hortícolas de invernadero por otros más sostenibles. Se trata de un proyecto que el centro de investigación desarrolla en colaboración con la empresa Smurfit Kappa, y que consiste en comprobar el comportamiento de ocho papeles diferentes desarrollados por el Departamento de I+D+I de la empresa sangüesina, frente al testigo de plástico de polietileno negro, que es el que se utiliza habitualmente en este tipo de cultivos.

La experiencia es especialmente relevante desde el punto de vista de la prevención de residuos en el sector agrícola, ya que la mayor parte de este tipo de cultivos con acolchados en invernaderos se realizan utilizando plásticos cuya gestión y tratamiento como residuos es muy compleja y con bajos índices de reciclado.

Durante la visita, Amaya Uribarri, especialista de INTIA en producción agrícola en invernaderos, explicó que los dos puntos fundamentales que se están ensayando son la temperatura y el control de malas hierbas. “Los acolchados en los cultivos cumplen dos funciones fundamentales: la primera proporcionar calor al suelo para ayudar en el desarrollo del cultivo, y que se mide mediante unos dispositivos que registran la temperatura del suelo debajo de cada uno de los acolchados; y la segunda evitar la proliferación de las malas hierbas, que podrían llegar a ahogar el cultivo. Estos dos parámetros son los que se están analizando en la finca experimental que INTIA tiene en Sartaguda con resultados, hasta el momento, muy positivos”.

Desde Smurfit Kappa señalaron que están desarrollando varios tipos de papel procedentes de la madera de pino. Su principal ventaja es que no es necesaria su retirada, ya que una vez recolectado el cultivo, la tierra puede labrarse junto con el papel puesto que terminará degradándose en el transcurso de unos días contribuyendo así a mejorar la calidad de la tierra.

Además, la materia prima que se utiliza para la producción de este papel en la planta de Sangüesa procede de bosques de gestión sostenible, certificados con FSC y PEFC, lo que permite hacer una labor de gestión de un recurso renovable, contribuir a la economía local y a la prevención de incendios.