Un grupo de investigadores del IVIA participó en una jornada sobre enfermedades y plagas emergentes en cítricos organizada por la Fundación Cajamar en Nules (Castellón). Allí se abordaron las principales amenazas, desde las ya establecidas, como el trips de la orquídea (Chaetanaphotrips orchidii) o el ‘Cotonet de les Valls’ (Delottococcus aberiae), hasta las más temidas por el sector: el HLB y la mancha negra.

 

Ester Marco, de la Unidad de Bacteriología del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA, abrió la jornada hablando de dos enfermedades en boca de todos: la clorosis variegada de cítricos (CVC), causada por Xylella fastidiosa en este cultivo, aunque confinada de momento en Brasil y, en menor medida, Argentina, Paraguay y Uruguay; y el Huanglongbing (HLB), producida por bacterias que todavía no se han podido cultivar en laboratorio y establecida en gran parte de Asia, algunos países africanos, Brasil y el Estado de Florida, en Estados Unidos. Por el momento, estas dos importantes enfermedades no están presentes en España, pero podrían estarlo en un futuro. “Xylella y HLB son amenazas globales que requieren soluciones globales”, remarcó Marco.

César Monzó, de la Unidad de Entomología del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del instituto agrario, se centró en el control de vectores de ambas enfermedades, principal solución a corto plazo ya que la obtención de variedades de cítricos resistentes a las enfermedades requiere mucho más tiempo de investigación y desarrollo. Monzó pasó cuatro años en la Universidad de Florida estudiando el psílido asiático (Diaphorina citri), principal vector del HLB junto a la psila africana (Trioza erythreae), que desde Galicia y el norte de Portugal está avanzando hacia el sur –ya está cerca de Lisboa-, aproximándose a las zonas citrícolas de Portugal y Andalucía. Monzó incidió en la importancia de tomar medidas pronto, antes de que el vector aparezca en una zona y se disperse. Precisamente, el IVIA lidera un proyecto que pretende avanzarse a un escenario de crisis, desarrollando mecanismos de detección precoz del HLB y un programa de control integrado de la psila africana.

Alejandro Tena, entomólogo del IVIA, habló de dos plagas emergentes en la Comunidad Valenciana: el trips de la orquídea (Chaetanaphotrips orchidii), que desde 2016 se extiende por el territorio citrícola de la Comunidad Valenciana, y el cotonet de les Valls (Delottococcus aberiae), detectado por primera vez en 2009.

La Unidad de Entomología del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA trabaja desde este año en un proyecto de investigación para estudiar la dinámica poblacional de Chaetanaphotrips orchidii y los daños que produce, identificar sus enemigos naturales y realizar ensayos para determinar la eficacia de los productos autorizados para trips. Por el momento, las prospecciones en seis parcelas seleccionadas han demostrado que es a partir de julio cuando las poblaciones de este insecto se disparan, llegando a producir daños en más del 20% de los frutos en algunos campos.

En cuanto a Delottococcus aberiae, Tena repasó los insecticidas más eficaces y el momento crítico de los tratamientos (en primavera, a partir de la caída de los petalos, cuando produce más daños). Explicó que ninguno de los principales parasitoides de pseudocóccidos presentes en España es capaz de desarrollarse sobre D. aberiae en campo. El investigador del IVIA quiso lanzar un mensaje optimista, confiando en el buen resultado de los parasitoides que desde Sudáfrica se van a introducir en España para intentar mejorar el control biológico de la plaga.

Antonio Vicent, de la Unidad de Micología del IVIA, repasó de las principales enfermedades fúngicas que afectan a los cítricos. La más importante a nivel mundial es la mancha negra o ‘citrus black spot’, causada por el hongo Phyllosticta citricarpa. La principal vía de entrada es la importación de material vegetal procedente de países donde ya está presente, razón por la que los controles fitosanitarios resultan fundamentales para evitar su introducción. Vicent citó un estudio del IVIA que demuestra que el clima mediterráneo no supone ningún problema para el establecimiento de esta enfermedad.

Mª Ángeles Forner, del Centro de Citricultura y Producción Vegetal, centró su intervención en los nuevos portainjertos como estrategia para el control de enfermedades. Presentó algunos, como Forner Alcaide 5, utilizado básicamente para zumo y del que ya hay plantaciones en el sur de Andalucía, o V-17, tolerante a la tristeza, resistente a enfermedades y nemátodos y que induce en las variedades injertadas “una rápida entrada en producción, máxima productividad y calidad del fruto”.

Tras los investigadores del instituto agrario, la jornada concluyó con la participación de Vicente Dalmau, jefe de los Servicios de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana, que habló del Plan Valenciano de Vigilancia Fitosanitaria en Cítricos, puesto en marcha en 2005 para prevenir la introducción de nuevas plagas y enfermedades de los cítricos. Este plan ha permitido detectar nuevas plagas, como las ya citadas Chaetanaphotrips orchidii y Delottococcus aberiae, además del trips de los cítricos (Pezothrips kellyanus) o el trips del té (Scirtothrips dorsalis).

Desde 2005, se han inspeccionado 2.211 lotes, en 65 de los cuales se encontraron organismos nocivos: 34 con la polilla Thaumatotibia leucotreta, veinte con Phyllosticta citricarpa, trece con Xanthomona axonopodis pv. citri, dos con Mycetaspis personata, uno con Ecdytolopha aurantiana y otro con Parlatoria cinerea (en seis lotes se interceptaron más de un organismos de cuarentena). Esto demuestra que “los controles no son cien por cien eficaces”, tal como aseguró Dalmau.