La Unidad de Entomología del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias estudia el uso de cubiertas vegetales en caqui para proveer de alimento a la fauna auxiliar durante los meses en los que el cultivo se encuentra en parada vegetativa, y mantener las poblaciones para un óptimo control biológico por conservación.
El caqui está sufriendo las últimas campañas daños severos de tres especies de plagas: pseudocóccidos (sobre todo, Pseudococcus longispinus y Planococcus citri), moscas blancas (Dialeurodes citri y Paraleyrodes minei) y, más recientemente, Scirtothrips aurantii. Existen enemigos naturales que pueden ayudar a mantener las poblaciones de estos insectos a raya. Depredadores como los fitoseidos Euseius stipulatus y Typhlodromus phialatus, Cryptolaemus montrouzieri, Chrysoperla spp. o Nephus spp., y parasitoides como Anagyrus fusciventris, A. aberiae, Encarsia strenua y E. protransvena.
Sin embargo, estos enemigos naturales se encuentran sin recursos durante la mitad del año. Por ejemplo, “los fitoseidos tienen colonizar el caqui en primavera desde cero y no logran controlar la primera generación de mosca blanca”, reconoce Mariana Albertazzi. Para evitarlo, la investigadora ha estudiado el uso de cubiertas vegetales en el cultivo para ofrecer “refugio y alimento en invierno y lograr una recolonización rápida de la copa en primavera”. Los ensayos demostraron que, con cubierta vegetal, las poblaciones de fitoseidos se dispararon a mediados de junio, en comparación con un cultivo con suelo desnudo.
En el caso del cotonet P. longispinus, principal plaga del caqui en los últimos años, “su abundancia disminuyó con la presencia de hábitats seminaturales y cubierta vegetal, y aumentó con el monocultivo”, señala Ángel Plata, que el año pasado publicó un trabajo que confirmaba que la cubierta vegetal y la vegetación natural cercana al cultivo mejoran el control de pseudocóccidos en plantaciones de caqui, gracias al incremento del parasitismo por parte de especies nativas o naturalizadas. “El aumento de la heterogeneidad del hábitat a escala local y de paisaje puede reducir la abundancia de cochinillas harinosas invasoras en cultivos subtropicales mediante mecanismos de concentración de recursos y enemigos naturales. Por lo tanto, se deben considerar estrategias de diversificación del hábitat en el control biológico de conservación de las cochinillas harinosas invasoras”, concluye este estudio.
La cubierta vegetal y la vegetación natural cercana al cultivo mejoran el control de pseudocóccidos
El parasitoide Anagyrus fusciventris es la especie más abundante y ampliamente distribuida. Parasita preferentemente estadios avanzados de P. longispinus, sobre todo ninfas de tercer estadio y hembras adultas. Aunque esta avispilla originaria de Australia es una especie exótica totalmente naturalizada, que lleva más de cincuenta años en la agricultura mediterránea, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico se opuso a su cría y liberación masiva, por considerarla una especie exótica, lo que ha dejado a los agricultores en una posición más vulnerable frente a esta plaga, ya que los estudios del IVIA revelan que se trata del único agente de control biológico capaz de regular las poblaciones de P. longispinus.
La última plaga en sumarse a las amenazas a la producción de caqui es Scirtothrips aurantii, que irrumpió con fuerza el año pasado en la Comunidad Valenciana, y afecta también a cítricos, uva de mesa, granado y aguacate.
El año pasado, el IVIA y el Servicio de Sanidad Vegetal pusieron en marcha un ambicioso proyecto de investigación, que tiene entre sus objetivos principales determinar qué especies vegetales son más seguras en el diseño de cubiertas vegetales y, por tanto, no contribuirían al establecimiento de estos trips en las parcelas.
Las flores de inverno más comunes, como Diplotaxis erucoides, Moricandia arvensis o Lobularia maritima, y la especie Festuca arundinacea, ampliamente utilizadas en cubiertas vegetales, no favorecen la instalación de S. aurantii, según las primeras observaciones.
Tanto la bibliografía como los primeros estudios del IVIA indican que la familia Fabaceae (leguminosas) pueden ser hospederos de estos trips. Entre las especies leñosas de esta familia (acacias, retamas…) podrían existir hospederos alternativos de importancia. A falta de un seguimiento más exhaustivo, las leguminosas herbáceas no son citadas como hospederos preferenciales, y especies arbustivas como zarzamoras (Rubus ulmifolius) o el ricino (Ricinus communis) podrían actuar también como hospederos alternativos. “La mayor parte de especies vegetales usadas en cubiertas vegetales son seguras y beneficiarán el control biológico de esta y otras plagas”, asegura el investigador César Monzó, responsable de este trabajo todavía en curso.