La Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) y la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPX) organizaron en Fruit Attraction una jornada para analizar la propuesta de Reglamento sobre Uso Sostenible de Plaguicidas presentada por la Comisión Europea el pasado 22 de junio. Un texto que ha generado una gran incertidumbre en el sector hortofrutícola al plantear, entre sus principales objetivos, la reducción del 50% del uso y el riesgo de fitosanitarios antes de 2030, en línea con lo recogido en la estrategia De la Granja a la Mesa. Según los organizadores, la iniciativa “es compleja y poco realista y preocupa principalmente al tener un gran impacto en la disponibilidad de productos fitosanitarios”.

La jornada fue inaugurada por José María Pozancos, director de FEPEX, que cuestionó la idoneidad de presentar esta propuesta en estos momentos, por las consecuencias que la misma puede generar en la competitividad del sector. “Sin competitividad no hay sostenibilidad”, advirtió.

El primero de los debates programados, conducidos por el periodista César Marcos, contó con la participación de Pedro Gallardo, vicepresidente de COPA-COGECA y ALAS, y Carlos Palomar, director de AEPLA. “Estamos comprometiendo zonas importantes en temas de sostenibilidad. Plantear estos objetivos con la que está cayendo es un disparate. Europa se está pegando un tiro en el pie. No se puede pedir de la noche a la mañana una reducción del 50% con productos que han pasado un proceso de registro. No se puede jugar con las cosas del comer. No nos gusta la propuesta. Es un quebradero de cabeza. Desde COPA-COGECA hemos pedido siempre una evaluación de impacto previa, así como que los agricultores estemos presentes en el debate. Europa debe de avanzar, sí, pero no a coste del agricultor”, planteó Gallardo.

 Por su parte, Carlos Palomar definió esta propuesta como “un gran error”, al no adaptarse a las diferentes agriculturas y cultivos presentes en Europa. “La agricultura de España no tiene nada que ver con la de Finlandia. Este sector lleva cincuenta años evolucionado, haciendo más con menos. Sigamos evolucionado, necesitamos un proceso que agilice la llegada de nuevas herramientas como las biosoluciones. Con este proyecto de Reglamento, se ha empezado la casa por el tejado”.

En la segunda mesa de debate se abordó el impacto del reglamento sobre las explotaciones agrarias en España y cómo se va a realizar la gestión fitosanitaria con las exigencias de la nueva normativa. En ella participaron Jordi Giné, jefe del Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat de Catalunya y Abelardo Hernández, director técnico de PROEXPORT. “Este Reglamento es una vuelta de tuerca más, pero esta vez la Comisión se ha pasado de vuelta. Tiene buenas intenciones, pero no en el tema de la reducción de uso. El sector va mejorando, pero la práctica ahora va a ser muy complicada. El incremento de carga administrativa va a ser notable”, afirmó Giné. “Este reglamento es irreal. La evaluación de impacto que han hecho es escasa. Vemos lo objetivos, pero al trasladarlo del papel al campo nos encontramos otra realidad. Está presuponiendo que en el campo hay facilidad de trasladar algunas soluciones tecnológicas al campo y eso no es así”, añadió Hernández.

El cierre de la jornada corrió a cargo de Valentín Almansa, director general de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, quien reconoció que “la prohibición para las zonas sensibles (lugares en los que estará prohibido aplicar cualquier fitosanitario) no es realista ni aceptable, y en eso estamos de acuerdo los 27 Estados miembros”. En relación con uno de los temas más preocupantes de la propuesta, los objetivos de reducción, Almansa afirmó que “nadie nos pide que reduzcamos el uso, sino el impacto. No hay que reducir a la mitad el uso, hay que reducir el uso de los productos de alto riesgo”.

“En España ya sabemos qué es el uso sostenible de fitosanitarios. No es nada nuevo. Llevamos mucho trabajado y mucho hecho. Hemos avanzado mucho”, aseguró Almansa, que finalizó su intervención afirmando que la agricultura española “tendrá que enfrentarse a toda una serie de retos y amenazas para consolidar su progreso a lo largo de los próximos años. Conocerlos es el primer paso para hacerles frente”.