Los cultivos hortícolas son grandes consumidores de fertilizantes, tanto químicos como orgánicos. Los fertilizantes orgánicos tienen ventajas sobre los químicos que deben aprovecharse, como son que permiten reducir la contaminación por nitratos en las zonas vulnerables, mejorar la composición del suelo en aquellas zonas en que éste tiene problemas y ser una opción muy interesante para cultivo con valor añadido (como aquellos que cultivan variedades tradicionales o para el cultivo ecológico).

Tampoco tenemos que olvidar que los fertilizantes orgánicos son un producto "de proximidad" que, bien utilizados, son una oportunidad y contribuyen a reducir el problema de las deyecciones ganaderas y a reducir la dependencia externa en fertilizantes químicos. El investigador del IRTA, Pere Muñoz, habló en su charla del pasado 26 de noviembre en el IRTA de Torre Marimon sobre el tema de fertilización con estiércol de vacuno en cultivos hortícolas, concretamente de una experiencia realizada por su equipo en tomates de colgar.

La experiencia que el equipo del IRTA realizó a lo largo de 4 años en tomates de colgar, Pere Muñoz explicó que este tomate se encuentra muy adaptado a la sequía y su cultivo tiene, por tanto, pocas demandas de riego. El experimento utilizó un compuesto en una dosis de 10 toneladas/ha., en un marco de plantación de 1x1,7 m., una densidad de plantación de 0,58 plantas/m2, con cojín de plástico negro con paja y una cinta de riego que suministraba 1,1 litros/hora. 

Durante estos 4 años de experiencia, la finca pasó de cultivo convencional a ecológico. En un cultivo convencional, las producciones llegan a los 4-4,5 kg/m2. En el caso del campo que nos ocupa, la producción el primer año fue de 1,57 kg/m2, de 2,2 el segundo, de 2,55 el tercero y, en el cuarto, ya con certificación ecológica y con 0,92 plantas/m2, la producción llegó ya a situarse como en un cultivo convencional con 4,6 kg/m2. Solo con el compuesto, insistió Pre Muñoz, y nada más.

En definitiva, el Dr. Pere Muñoz remarcó que se puede utilizar el compost de vacuno en dosis de 10 a 12 toneladas/ha., sin que se superen los 170 kg de nitrógeno/ha. (límite de aplicación en los cultivos ecológicos), manteniendo la producción al nivel de los cultivos convencionales, con cualidades iguales o superiores y sin perder materia orgánica del suelo, y que, por lo tanto, constituye una buena oportunidad para valorizar el compost de estas granjas.