La evidencia científica y la legislación desmontan los argumentos de Sudáfrica y ratifican que el HLB es una única enfermedad causada por las especies Candidatus Liberibacter spp., bacterias que pueden ser transmitidas por dos vectores diferentes.
En mayo, el Citrus Research International (CRI), centro de investigación citrícola de referencia de Sudáfrica, admitió la reaparición del HLB en una amplia zona del Cabo Oriental, en jardines particulares con naranjos y limoneros. Ante esta revelación, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) español reclamó poner en cuarentena esta provincia sudafricana, que cuenta con casi 25.000 hectáreas citrícolas y supone el 26% de la producción del país; un riesgo que se añade al de la proximidad de este foco a las instalaciones de la Citrus Foundation Block, centro de producción donde se sanean las yemas que posteriormente usan los viveros que abastecen de frutales a todo el país.
Sudáfrica es el principal proveedor extracomunitario de cítricos a la UE, y también el que registra el mayor número de interceptaciones de plagas y enfermedades en los controles aduaneros. Dos preocupan especialmente: la falsa polilla Thaumatotibia leucotreta y la mancha negra; para impedir su introducción, la legislación comunitaria impone unas medidas fitosanitarias que se han convertido en una continua fuente de conflictos. Ahora, el brote del HLB, la enfermedad incurable y más devastadora de los cítricos, ha abierto otro frente en esta disputa.
Sudáfrica niega la mayor y asegura que en su territorio no tiene HLB, una enfermedad causada por la bacteria Candidatus Liberibacter asiaticus, sino el greening africano, que transmite Candidatus Liberibacter africanus, mucho menos agresiva. En una entrevista con Valencia Fruits, Justin Chadwick, CEO de la Asociación de Productores de Cítricos del Sur de áfrica, defendía que esta enfermedad “está presente en Sudáfrica desde 1932 y su propagación puede controlarse mediante diversas medidas privadas y gubernamentales (…) está bajo control oficial en Sudáfrica”. El país austral pretende, de esta forma, establecer diferencias entre el greening (enverdecimiento) y el HLB que ha mermado la producción citrícola de Brasil y Florida (EE UU), causada por Candidatus Liberibacter asiaticus y propagada por el vector Diaphorina citri.
En efecto, greening fue el primer nombre en inglés adoptado por la literatura científica para aludir a esta enfermedad originaria de China, probablemente por la influencia de la investigación en Sudáfrica, donde así era comúnmente conocida. Sin embargo, desde 1995, el nombre oficial de la enfermedad es huanglongbing (y su abreviatura, HLB), cuando así lo acordó la Organización Internacional de Virólogos de Cítricos en una conferencia celebrada en la localidad china de Fuzhou. Esta palabra china significa ‘enfermedad del brote amarillo’. “La cuestión semántica de dos enfermedades distintas, cada una con un nombre, según la cepa bacteriana causante, ha sido creada ad hoc, exclusivamente, por Sudáfrica, y es contraria a la opinión de la comunidad científica internacional. La enfermedad es una, no hay varias enfermedades”, respondía Inmaculada Sanfeliu, presidenta del CGC, en otra entrevista.
Desde 1995, el nombre oficial de la enfermedad es huanglongbing, y su abreviatura, HLB
Ester Marco-Noales, bacterióloga del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, explica que “una enfermedad no es resultado de un solo factor sino de la interacción de los factores que la determinan: bacteria-hospedador-vector-condiciones ambientales. Tener esto en cuenta es fundamental para comprender el desarrollo de una enfermedad, que puede ser distinto según esa interacción. Lo que ocurra en Sudáfrica es una condición particular de Sudáfrica, con todos sus factores determinantes, que no puede extrapolarse a nuestra situación, por lo que el principio de prevención y lo que conocemos de la experiencia de otras citriculturas nos debe al menos poner en alerta máxima”.
Actualmente, la legislación fitosanitaria considera el HLB una sola enfermedad causada por distintas bacterias. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en su ficha del HLB y sus vectores, detalla que está causada por Candidatus Liberibacter spp. y sus tres cepas: la asiática, la africana y la americana. Todas, no solo Candidatus Liberibacter asiaticus, están incluidas en la lista de plagas prioritarias en la UE. El Plan de Contingencia nacional de las bacterias asociadas al HLB también recoge las tres cepas. La investigadora del IVIA asegura que “la similitud genómica de la variante asiática y la variante africana del HLB es muy elevada, por lo que es arriesgado y no fundamentado pensar que la variante africana es menos agresiva que la asiática”.
En contraste con la declaración de Chadwick, el propio CRI, en una revisión de 2022 sobre la enfermedad producida por la cepa africana, revela las consecuencias para los árboles infectados: “La infección por Candidatus Liberibacter africanus puede provocar una variedad de síntomas en los árboles de cítricos que dependen de varios factores, como el tipo o variedad de cítrico, la temporada, la edad del árbol cuando se infectó y factores ambientales. (…) Los árboles infectados declinan con el paso de las estaciones y se vuelven improductivos cuando ocurre una caída continua y prematura de la fruta. Esta pérdida de vigor se puede atribuir en parte a un desarrollo deficiente de las raíces. La muerte de los árboles, como se ha informado para la forma asiática, no se ha informado para el greening africano”.
Más que en la bacteria, la diferencia en el desarrollo de la enfermedad podría estar en la eficacia de los vectores en la propagación. Alberto Urbaneja, entomólogo del IVIA, compara los psílidos que transmiten las bacterias: Trioza erytreae, presente en la península (Portugal y cornisa cantábrica), y Diaphorina citri, que ya ha alcanzado el Mediterráneo. “Trioza está más adaptada a unos climas templados, mientras que Diaphorina puede adaptarse a un rango más amplio de temperaturas y humedades; en nuestras condiciones mediterráneas, se encuentra como pez en al agua, mientras que T. erytreae no se comporta tan agresivamente, y eso está relacionado con su capacidad como vector del HLB: si Diaphorina citri entrara aquí, sería una desgracia, mientras que Trioza erytreae no se reproduciría tan rápido”, asegura.
El puzle se complica porque, aunque T. erytreae es el vector natural de la cepa africana, y Diaphorina citri de la asiática, la investigación científica ha demostrado, al menos experimentalmente, que ambos pueden transmitir cada una de las dos cepas. “Se ha demostrado que ambas variantes pueden ser transmitidas por ambos vectores, por lo que pueden darse varias combinaciones de tándem bacteria-insecto. Tampoco tenemos datos suficientes para considerar que la conjunción bacteria africana-vector (cualquiera de ellos) sería más manejable que el tándem de Florida o Brasil, porque el potencial del patosistema es el mismo que en aquellas zonas”, advierte Marco-Noales.