Las lluvias recientes han provocado el aumento de la incidencia de las enfermedades fúngicas en la agricultura murciana, según detalla el Servicio de Sanidad Vegetal regional en su último informe semanal.

En hortalizas al aire libre, destaca la presencia del mildiu (Bremia lactucae), tanto en lechuga como en brasicáceas. Frente a este problema fitosanitario, los técnicos aconsejan utilizar un abonado, riego y marco de plantación adecuado para reducir el riesgo; reducir los riegos y abonados nitrogenados en los momentos de mayor peligro; tratar básicamente de forma preventiva; realizar los tratamientos fungicidas específicos en los momentos de máximo riesgo y, muy especialmente, en plantaciones jóvenes de variedades sensibles, donde podría ocasionar daños internos que afectarían a la comercialización; no repetir más de dos veces con los mismos sistémicos en una misma plantación; e incorporar mojantes a los tratamientos realizados.

También han detectado problemas de podredumbres causadas por Botrytis cinerea y Sclerotinia spp., algo que después de las heladas que haya habido es frecuente debido a que infectan al vegetal utilizando como vía de entrada los tejidos dañados por las mismas.

En alcachofa, ha aparecido la oidiopsis causada por Leveillula taurica. En este caso, lo recomendable es iniciar las aplicaciones al detectar los primeros síntomas en la plantación o daños en plantaciones próximas cuando se den las condiciones favorables (de 10-28 ºC y altas humedades). Siempre, sin realizar más de dos aplicaciones con el mismo fungicida con igual mecanismo de acción.

Las precipitaciones también han favorecido la presencia de Botrytis en tomate y pimiento de invernadero. En estos momentos, lo más importante es favorecer la ventilación de las naves y sanear las plantas afectadas por chancros de este hongo, cortando las partes afectadas y cubriéndolas con una pasta fungicida. De seguir las precipitaciones, Servicio de Sanidad Vegetal señala que podría ser recomendable realizar una aplicación con un antibotritis específico, especialmente en parcelas que ya tienen incidencia de esta enfermedad.

Actualmente, aún quedan numerosos huertos de limonero pendientes de recolectar, por lo que estos frutos pueden sufrir daños por aguado (Phytophthora citrophtora), también llamada pudrición parda, debido a estas lluvias persistentes. Los frutos, especialmente en las ‘faldas’ del arbolado más cercanos al suelo, están más expuestos a la contaminación por este hongo, debido a las salpicaduras de agua que contienen partículas de tierra arrastrada. Los síntomas, que aparecen a los 3-7 días de la infección, consisten en la aparición de pudriciones blandas de color marrón, que van avanzando progresivamente hasta afectar por completo todo el fruto. Además, esta podredumbre produce un olor muy característico. En fases avanzadas de la enfermedad, el patógeno puede formar micelio y esporangios en la superficie de los frutos infectados.

Frecuentemente, los frutos contaminados no manifiestan síntomas en campo en un primer momento, dependiendo en gran medida de las condiciones ambientales posteriores y del momento en que se realice el corte, aunque como están contaminados por el hongo, los síntomas pueden manifestarse posteriormente con cierta intensidad durante su almacenamiento y manipulación, o bien durante su transporte, por lo que es importante adoptar medidas preventivas para reducir estos daños en la medida de lo posible. En tal caso, los técnicos recomiendan los tratamientos con funguicidas específicos, en particular en aquellas plantaciones donde se encuentre un volumen importante de cosecha ubicada en las faldas de los árboles.

Por otro lado, en la Comunidad Valenciana, el Boletín de Avisos correspondiente a enero también constata que la presencia de diversas enfermedades fúngicas es más patente en alcachofa. Principalmente, la presencia de mildiu o Ascochyta hortorum se puede observar claramente en hojas y capítulos con los ápices necrosados. Tras la primera infección del hongo puede sobrevenir una secundaria de botritis, por lo que conviene eliminar cuanto antes el material vegetal afectado para disminuir la presión del inóculo, ya que no hay registrado ningún producto antibotritis autorizado para este cultivo.

Las plantaciones de cebolla se encuentran ahora en un momento inicial de su cultivo, y las condiciones de aparición de enfermedades fúngicas son favorables. Principalmente dañina es la infección a causa del mildiu (Peronospora destructor). Este oomiceto puede mantenerse tanto en los cultivos de cebolla establecidos como en los residuos de cosecha, y sus esporas pueden sobrevivir en el suelo e infectar las plántulas de cebollas. La mejor herramienta para combatir esta enfermedad es, como en la mayoría de los casos, la aplicación de acciones preventivas, que van desde la preparación del terreno y plantación, hasta el abonado y el correcto manejo de los fungicidas aplicados para evitar resistencias.

Imagen: mildiu en lechuga (INIA).