El abril más frío de los últimos treinta años en la Comunidad Valenciana y el exceso de lluvias empieza a causar daños muy graves en numerosos cultivos, tanto en forma de pérdidas directas de cosechas como en proliferación de hongos y en retrasos de labores que pueden acabar provocando dificultades de comercialización.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) advierte de que las producciones más perjudicadas por las lluvias persistentes son las frutas de hueso, que se encuentran en un estado muy avanzado de maduración e incluso, en el caso de las variedades más tempranas, en plena fase de recogida. Paraguayos, albaricoques, nectarinas y melocotones sufren desperfectos que impiden su comercialización, debido a un rápido engorde de la fruta y el posterior rajado de la piel (clavillat o cracking). La humedad sostenida favorece asimismo la aparición de hongos como la Monilia en el melocotonero o la abolladura de las hojas. Las mermas de producción alcanzan en algunos campos hasta el 90%.

Aunque todavía es pronto para concretar futuras consecuencias, AVA-ASAJA detecta los primeros problemas derivados de las lluvias en la floración y el cuajado de los cítricos. Después de una exuberante floración, el clima anómalo ya ha podrido una cantidad importante de flores a causa de enfermedades como la botrytis y amenaza, en última instancia, con reducir la cosecha de la próxima campaña. Con el objeto de fortalecer los futuros frutos y evitar mayores pérdidas productivas, los citricultores están viéndose obligados a efectuar tratamientos adicionales, lo que repercutirá en sobrecostes económicos.

Las hortalizas de temporada también pueden verse seriamente afectadas si continúa lloviendo de manera tan continuada, con la proliferación de hongos como el mildiu. AVA-ASAJA constata que la recolección de patatas en la huerta valenciana está bastante parada, de modo que en las próximas semanas podría producirse un solapamiento de producciones con destino a los mercados.

El caso de la chufa no es menos preocupante, ya que en los campos donde ya se ha sembrado este tubérculo puede haber problemas de germinación mientras que en el resto los agricultores deben esperar a que la tierra esté menos húmeda para poder empezar la siembra.

Por su parte, el sector arrocero valenciano está prácticamente paralizado porque no puede entrar a sus parcelas a realizar las labores de preparación del terreno necesarias para la siembra del arroz.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, asegura que “las lluvias normalmente son beneficiosas para el campo porque recargan los acuíferos, limpian los árboles de plagas y mejoran el calibre de los frutos, pero lo que ha sucedido durante este abril extraordinariamente inestable y anómalo no solo no es positivo, sino que coloca a muchos agricultores en una situación muy difícil e incluso de auténtica ruina”. Por ello, la asociación agraria solicita a las distintas administraciones que realicen un seguimiento objetivo de los daños y que prevean el establecimiento de medidas fiscales destinadas a aliviar las pérdidas sufridas por la anomalía climática.