La Federación Internacional de Semillas (ISF), en colaboración con la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) y la Asociación Profesional de Empresas Productoras de Semillas Seleccionadas (APROSE), ha reunido esta semana en Barcelona a más de 1.400 profesionales, que han asistido al 73º Congreso Mundial de Semillas. El mercado español de semillas alcanzó un volumen de negocio de aproximadamente 750 millones de euros en 2020, lo que lo convierte en el tercero de Europa y el decimotercero del mundo.

“España es una potencia mundial en mejora vegetal y lo será aún más en los próximos años. Debido al cambio climático, España es ya el mejor laboratorio de Europa para estudiar cómo afrontar las nuevas temperaturas y los nuevos retos para asegurar el futuro de la agricultura y, en definitiva, el de los alimentos”, asegura Antonio Villarroel, director general de ANOVE. “A pesar de que las semillas representan una parte pequeña en el coste final, son de capital importancia debido al valor que aportan a lo largo de toda la cadena”, apostilla Eduard Fitó, director de Semillas Fitó.

El Congreso Mundial de Semillas, en el que han participado cerca de cuatrocientas empresas procedentes de sesenta países, ha devuelto al formato presencial el encuentro más importante del sector semillero mundial, después de haber sido aplazado durante dos años por la pandemia. Sobre el eslogan del Congreso, Sowing a Vibrant Future (Sembrando un futuro vibrante), el secretario general de ISF, Michael Keller, afirmó durante la presentación que “el tema del congreso adquiere en nuestros días un significado totalmente nuevo, ya que nos hemos de enfrentar a las consecuencias de la guerra de Ucrania; solo a través de la paz y la cooperación podemos hacer que las semillas de calidad tengan la capacidad de contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, haciendo accesibles a todos los agricultores variedades suficientes, diversas, adaptadas localmente y mejoradas, respetando además, los aspectos medioambientales, sanitarios, sociales y económicos”.

Ante la inesperada crisis provocada por la invasión de Ucrania, ISF ha querido reafirmar expresamente una vez más “la necesidad de que globalmente las semillas puedan moverse con libertad y sin restricciones para poder garantizar el libre acceso a las mismas en cualquier parte del mundo”. Keller recordó que “las semillas son el punto de partida de la cadena alimentaria” y reclamó la necesidad de seguir invirtiendo “fuertemente” en investigación. “Durante muchas décadas, la mejora vegetal ha ayudado a incrementar la productividad agrícola mediante la mejora del potencial de las plantas y la calidad de las semillas, y ha contribuido intrínsecamente al aumento de la producción mundial de alimentos”.

En 2050, la población mundial alcanzará 9.700 millones de personas, según la FAO, y, para que todas ellas puedan alimentarse, es necesario aumentar sustancialmente la producción agrícola. Según Donald Coles, presidente de ISF, “el reto de la agricultura y la producción de alimentos hoy en día es cultivar más utilizando la misma superficie de tierra, empleando menos recursos naturales y de forma más sostenible. Durante los últimos cincuenta años, “la colaboración en mejora vegetal entre los sectores público y privado ha contribuido a incrementar hasta en un 90% los rendimientos agrarios de algunos cultivos, al mismo tiempo que ha hecho posible que se aumente la producción de alimentos con los que poder nutrir a una población que no deja de crecer”, subraya Coles.

A nivel mundial, el tamaño del mercado de semillas es de 60.000 millones de dólares; el maíz y la soja representan la mayor parte. En la Unión Europea, el sector de la mejora genética factura más de 7.000 millones de euros y emplea a 50.000 personas aproximadamente, una cuarta parte de ellas dedicadas específicamente a la investigación. “No muchos otros sectores pueden presumir de invertir en investigación hasta el 30% de sus beneficios”, destaca Marco van Leeuwen, vicepresidente de ISF. Solo en la Unión Europea, cada año se lanzan al mercado más de 2.500 nuevas variedades; hay más de 45.000 variedades registradas en el catálogo europeo y más de 200.000 en todo el mundo.