Desde 2013, la Organización de Naciones Unidas dedica el 5 de diciembre a celebrar el Día Mundial del Suelo con el objetivo de concienciar a la opinión pública sobre la importancia que tiene mantener la calidad de los suelos del planeta para la seguridad alimentaria, el buen estado de los ecosistemas y el bienestar de la humanidad.

 

El suelo fértil del planeta es la base de la vida vegetal y de él sale el 95% de los alimentos que comemos. Sin embargo, su degradación es contante y las pérdidas de suelo no son recuperables a escala humana, por lo que es un recurso no renovable.

Hay que pensar que hacen falta mil años para generar solo un centímetro de suelo fértil y que, por ejemplo, por cada 16 toneladas de suelo fértil que perdemos, solo podemos generar una tonelada. Por tanto, la única solución viable es proteger y cuidar nuestros suelos. A ello hay que sumar que, desde la perspectiva del cambio climático, el suelo es uno de los mayores aliados para la mitigación de sus efectos ya que constituye la mayor reserva de carbono de los ecosistemas terrestres, con tres veces más carbono que la atmósfera.

Aprovechando la celebración del Día Mundial del Suelo, la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEACSV) promueve esta técnica como la alternativa más viable para el manejo sostenible del suelo y para luchar contra el cambio climático. Según las investigaciones realizadas en el marco del proyecto Life+ Climagri, se ha demostrado que los suelos manejados bajo agricultura de conservación incrementaron hasta un 10,4% su contenido en carbono respecto a los suelos manejadas de manera convencional, lo que ha supuesto un incremento medio anual de 1,34 t/ha de carbono. Los resultados de este proyecto han podido estimar que si toda la superficie agrícola europea estuviera implantada bajo prácticas de agricultura de conservación, se lograría secuestrar en el suelo el CO2 emitido por 18 millones de hogares.

La AEACSV recuerda que España es uno de los países líderes en estas técnicas y ya cuenta con más de un 8% de la superficie de cultivos extensivos gestionada con técnicas de Agricultura de Conservación y más de un 25% de los cultivos leñosos con cubiertas vegetales. Además, la apuesta por los márgenes multifuncionales en las parcelas agrícolas crece año tras año y cada vez hay más cursos de formación y concienciación de los agricultores en lo que se denomina Buenas Prácticas Agrarias, algo vital para lograr una agricultura sostenible, productiva y rentable.