El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha concedido la autorización excepcional para la comercialización y el uso de los productos fitosanitarios formulados a base de abamectina 1,8% para el control de ácaros en el cultivo del maíz, en Extremadura, Aragón y Cataluña. Esta sustancia activa perdió su registro en maíz en 2023, y actualmente no hay ningún insecticida autorizado efectivo contra estas especies.

Los ácaros tetraníquidos (Tetranychus urticae y Panonychus ulmi) producen daños importantes en el cultivo del maíz. La falta de control de estos insectos, cuya presencia se repite todos los años y en todas las parcelas, se traduce en un debilitamiento de la masa foliar, hasta llegar a secar la planta, que repercute en la producción y rendimiento del cultivo.

La autorización, de una sola aplicación por pulverización foliar, estará vigente en Extremadura hasta el 31 de julio, y en Aragón y Cataluña, del 1 junio al 28 de septiembre. La Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria especifica que la concesión de esta autorización excepcional está vinculada a la realización de ensayos en el cultivo del maíz. Así, se establece como obligación que “en aquellas comunidades autónomas en las que durante 2025 se hayan aplicado productos fitosanitarios formulados a base de abamectina 1,8%, realicen ensayos en dicho cultivo, de al menos tres repeticiones por tratamiento, utilizando como mínimo cinco sustancias activas distintas, dentro de las cuales deben estar la abamectina y la milbemectina”. Dichos ensayos, una vez finalizados, deben ser aportados a la Dirección General antes de acabar el año.

Esta sustancia activa perdió su registro en maíz en 2023, y actualmente no hay ningún insecticida autorizado efectivo contra Tetranychus urticae y Panonychus ulmi

Los tratamientos deberán ser efectuados por agricultores y aplicadores profesionales, “bajo el control de las autoridades competentes, que deberán establecer mecanismos de inspección, vigilancia, control y sanción con el fin de asegurar una reducción al mínimo de los posibles riesgos que puedan surgir como consecuencia de la aplicación de los productos fitosanitarios autorizados y poder detectar con prontitud los posibles efectos adversos para el medio ambiente”.

Las hojas de las plantas parasitadas por la araña roja (T. urticae) aparecen cloróticas al principio y con un color bronceado después, terminando por amarillear y agostarse como si ya hubiese llegado la época de la recolección. Los primeros síntomas aparecen en las hojas más bajas y van ascendiendo poco a poco. Este ácaro inverna en forma de hembra adulta en la vegetación espontánea de los rastrojos de los cultivos que fueron parasitados, así como en la de las lindes. Al acercarse la primavera vuelven a la actividad, y cuando las temperaturas de primavera son ya elevadas, y las plantas de maíz tienen una altura cercana al metro, las arañas invernantes en la propia parcela, o las situadas en las lindes, ayudadas por el viento, van colonizando la vegetación, lo que se evidencia por la aparición de rodales de plantas con síntomas de la presencia del parásito. El número de generaciones es variable, estando auspiciado su desarrollo con veranos cálidos y secos. Llegado el otoño, a partir de octubre, las hembras se dirigen a sus refugios para pasar el invierno.

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