A pesar de un incremento del 5% de los precios, los ingresos percibidos por los productores de caqui han caído un 16%, según un estudio elaborado por los servicios técnicos de La Unió de Llauradors. Las causas obedecen a una reducción de la producción del 20% respecto a la campaña anterior -unas 340 millones de toneladas al final es la cosecha- y a la fuerte incidencia de plagas y enfermedades como cotonets, mosca blanca y el hongo Mycosphaerella nawae, causante de la mancha foliar del caqui. Los costes de producción, como consecuencia del incremento y periodicidad de los tratamientos fitosanitarios, han aumentado entre un 25% y un 30% respecto a la campaña anterior, según este estudio.

La organización agraria propone a la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana que financie el control contra los diferentes cotonets que afectan al cultivo del caqui, mediante la suelta de depredadores y parasitoides en los momentos de máxima eficacia. Además, reclama una normativa oficial, de obligado cumplimiento, sobre las normas de calidad comercial del caqui, “de tal manera que no sea cada operador comercial quien decida arbitrariamente y, según sus intereses propios, sus normas de calidad comercial, provocando destríos abusivos de fruta como se ha comprobado a lo largo de esta campaña”.

La aparición de resistencias está complicando el control de la mancha foliar del caqui. El año pasado, análisis genéticos llevados a cabo por la Conselleria de Agricultura confirmaron la resistencia de M. nawae a las estrobilurinas. Además, la reciente prohibición del mancozeb deja a los fungicidas triazoles como única alternativa de amplio espectro contra esta enfermedad.

La Unió señala que “los desastrosos resultados económicos de la campaña 2019 provocaron que muchos productores abandonaran o directamente arrancaran los árboles de sus explotaciones. Así, mientras el ritmo de crecimiento de suelo cultivado de caqui en la Comunidad Valenciana durante los últimos dieciocho años ha sido del 14% anual, a partir del pasado año se rompe este crecimiento, por primera vez, reduciéndose el suelo cultivado en un 3%, tras pasar de 16.101 a 15.640 has”.