La presencia de papaya junto a cultivos de cítricos, frutales u hortícolas podría ayudar al control biológico de Tetranychus urticae, ya que consigue retener el coccinélido Stethorus punctillum, principal enemigo natural de la araña roja.

 

Así lo ha probado la Oficina Comarcal Agraria de Fuente Álamo y Mazarrón, en Murcia, que consiguió reducir la incidencia de esta plaga en una parcela de mandarinas extra temprana de 15 ha.

El ingeniero agrónomo David López Romero está detrás de los ensayos realizados el pasado verano en Mazarrón, que consistieron en instalar bancos en base a plantas de papaya en una parcela con una variedad de mandarina extra temprana muy sensible a la araña roja. Se inoculó Stethorus en las primeras fases de desarrollo de la plaga y sus individuos se multiplicaron de forma natural. De esta manera, se consiguió reducir la incidencia de la araña roja a los niveles de 2014.

David López Romero aclara que los resultados de estos ensayos “son empíricos, no científicos”, por lo que no se puede garantizar su eficacia en cualquier cultivo o región, y especifica que “no basta con plantar papaya para controlar la plaga, sino que es necesario realizar un seguimiento exhaustivo de los focos  y un control permanente de las sueltas inoculativas”. En cualquier caso, afirma que estos resultados “superan con creces” a los principios activos acaricidas de última generación en caso de resistencias, y también a los conseguidos por los ácaros fitoseidos, como Phytoseiulus persimilis y Neoseiulus californicus, los enemigos naturales más utilizados en las estrategias de control biológico.

La araña roja es una plaga que ocasiona daños muy graves en muchos cultivos y para cuyo control los agricultores están encontrando cada vez más dificultades debido a la progresiva reducción de sustancias activas autorizadas como acaricidas químicos, por lo que deben recurrir al control biológico. De las especies de araña roja presentes en España, Tetranychus urticae es la que ha provoca los daños más importantes en los cultivos hortícolas protegidos. Se alimenta extrayendo el contenido de las células epidérmicas de los tejidos vegetales, provocando un fuerte debilitamiento de la planta que puede conllevar su muerte. Además, presenta un ciclo biológico muy corto, pudiendo completar su desarrollo de huevo a adulto en tan solo diez días cuando la temperatura media es de unos 30 ºC, y tiene una tasa reproductiva elevada.