La Región de Murcia tiene previsto invertir cerca de 1,3 millones de euros en actuaciones destinadas a erradicar la procesionaria del pino mediante tratamientos aéreos con productos ecológicos. La Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente acaba de iniciar los tratamientos, que se llevarán a cabo en 2.300 hectáreas repartidas en montes ubicados en los municipios de Totana, Alhama de Murcia, Calasparra, Cieza, Fortuna y Murcia.

En concreto, se han iniciado en Sierra Espuña, sobre una extensión de unas 500 hectáreas en las zonas Collado Mangueta, Pozos de la Nieve y su entorno. También en zona de monte de utilidad pública en Sierra Espuña, en Totana, con 120 hectáreas en el entorno del Abuznel. Actualmente, las larvas de este lepidóptero se encuentran en el momento óptimo para realizar los tratamientos aéreos, que se llevarán a cabo con un insecticida biológico basado en Bacillus thuringiensis var. Kurstaki, autorizado para cultivos ecológicos.

El proyecto también contempla otras actuaciones, como tratamientos terrestres con productos biológicos en 600 hectáreas repartidas en áreas recreativas y zonas transitadas de los municipios de Murcia, Lorca, Ricote, Archena, Jumilla y Totana. Desde finales de enero hasta principios de marzo, periodo en el que más alarma social genera esta plaga, se realizarán cortas manuales y eliminación de bolsones, así como tratamientos con productos fitosanitarios autorizados por el Ministerio de Agricultura.

Además de los tratamientos directos sobre la plaga, a lo largo de estos meses se realizarán otras actuaciones complementarias, como la colocación de 200 nidales para aves insectívoras y cajas refugio para murciélagos, medidas de control biológico orientadas a favorecer el desarrollo de la fauna que depreda la procesionaria del pino.

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pytiocampa) es el defoliador de coníferas más importante en el ámbito mediterráneo. Cuando sus poblaciones alcanzan niveles elevados, los intensos daños que puede ocasionar en el arbolado afectan al paisaje forestal. Esta plaga también puede provocar episodios de alergia en el ser humano y animales domésticos, con síntomas que van desde manifestaciones cutáneas leves a riesgo de shock anafiláctico grave, así como afecciones respiratorias más o menos severas. Esto se debe a la aparición de pelos urticantes a partir de su tercer estadio larvario, que en la Región de Murcia suele alcanzarse a finales de diciembre o principios de enero.

El mayor uso público de los espacios naturales forestales ha contribuido a aumentar el contacto entre la población humana y la procesionaria, de forma que se ha convertido en un problema social y de la salud pública que limita el uso del monte desde principios de invierno hasta mediados de marzo.