La importancia del suelo en una agricultura cada vez más sostenible será uno de los temas centrales que abordará el Encuentro Internacional Phytoma La sanidad vegetal en cultivos mediterráneos y subtropicales. Retos ante una transición agroecológica, que se celebra del 27 al 29 de octubre en el Centro de Desarrollo Turístico Costa Adeje (Tenerife).

Dentro de este Encuentro, cuyo eje central es el cambio de paradigma que implica la transición a sistemas alimentarios más sostenibles y saludables, habrá un bloque dedicado al suelo en el que se hablará de la microbiota, el conjunto de microorganismos que contribuyen al funcionamiento de los ecosistemas, y su relación con los cultivos. Como los hongos micorrícicos, que actúan como intermediarios entre la planta y el suelo, formando con las raíces una simbiosis mutualista y universal conocida como micorriza, que influye en la salud y en el desarrollo de las plantas, facilita la adquisición de agua y nutrientes y contribuye a la calidad del suelo. “Los inóculos micorrícicos se pueden multiplicar y reintegrar en semilleros, viveros y estaquillados para mejorar el momento del trasplante y el desarrollo de la planta a lo largo de su ciclo. Se mejora la fertilidad del suelo cuando incrementamos la microbiota, siempre que el suelo esté bien estructurado”, explica María del Carmen Jaizme-Vega, directora científica del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, que además de formar parte del Comité Científico-Técnico de este Encuentro, participa con una ponencia sobre las estrategias para introducir micorrizas en los cultivos mediterráneos y subtropicales.

Durante su etapa como directora de Protección Vegetal del ICIA, entre 2007 y 2020, la bióloga coordinó varios proyectos centrados en la mejora de la calidad del suelo del cultivo del tomate, del plátano, de la vid o de agrosistemas forrajeros, entre otros cultivos. “Desde el punto de vista de la investigación podría decir que lo más destacable que hemos hecho y aportado es definir la microbiota como estrategia imprescindible en agroecología. Este planteamiento empieza a tener un desarrollo más extendido en la ciencia, pero hace veinte años no lo era tanto”.

Según Naciones Unidas, cada año se pierden 24.000 millones de toneladas de suelo fértil. Un problema muy grave y difícil de gestionar, según la investigadora. “Es incomprensible que perdamos el suelo que nuestros antepasados tardaron cientos de años en formar. Desde el punto de vista científico y técnico habla de nuestra ignorancia y desde el punto de vista social habla de una falta de solidaridad intergeneracional”.

Junto a la directora científica del ICIA, participan en este bloque del Encuentro otros expertos. Como Miguel A. Altieri, profesor de la Universidad de California y especialista en agroecología, que sostiene que el vínculo entre suelos saludables y plantas saludables es fundamental para una gestión integrada de plagas con una base verdaderamente ecológica. “Los resultados de muchos estudios realizados respaldan la opinión de que el manejo conjunto a largo plazo de la diversidad vegetal y la materia orgánica del suelo puede conducir a una mejor resistencia de las plantas contra las plagas de insectos. Los suelos manejados orgánicamente por lo general exhiben una comunidad más rica de enemigos naturales pues estos se alimentan de presas alternativas que se encuentran sobre o dentro del suelo”.

Julio C. Tello, del Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería, hablará sobre la biodesinfección de suelos, una alternativa que sustituyó al bromuro de metilo cuando este fumigante fue prohibido por contribuir a la destrucción de la capa de ozono de la estratosfera.

La biodesinfección se aplica mediante dos técnicas diferenciadas: la biosolarización y la biofumigación. La primera es una solarización, con materia orgánica poco descompuesta. “La técnica combina el calentamiento solar del suelo con los gases y líquidos que de desprenden de la descomposición de la materia orgánica. Ambos procedimientos tienen un papel desinfectante que actúa sobre microorganismos y moléculas infecciosas para el cultivo: hongos, bacterias, virus y nematodos”, explica Tello. La biofumigación, por su parte, es la aplicación al suelo de materia orgánica poco descompuesta, sellando la superficie del suelo con agua.

La biodesinfección también proporciona una alternativa para la autogestión de los residuos vegetales, ya que permite utilizar de los restos del cultivo anterior, una práctica que encaja perfectamente dentro de la denominada economía circular.

Eva Arrebola, del Departamento de Microbiología de la Universidad de Málaga y el Departamento de Microbiología y Protección de Cultivos del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM-UMA-CSIC), que hablará sobre las posibilidades de los biofungicidas y bioestimulantes para el control biológico de enfermedades vegetales y la mejora de la salud en cultivos subtropicales, completa el panel de expertos.

La sanidad vegetal en cultivos mediterráneos y subtropicales. Retos ante una transición agroecológica representa una oportunidad para abordar los nuevos planteamientos de producción y control de plagas y enfermedades y debatir sobre las estrategias, técnicas y nuevos recursos que hay que incorporar en el manejo de los cultivos mediterráneos y subtropicales. Organizado en colaboración con el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), este Encuentro Internacional cuenta con el apoyo del Cabildo de Tenerife, la Fundación Instituto de Agroecología y sostenibilidad (FIAES) y la Cátedra Cultural de Agroecología Antonio Bello y ASPROCAN, la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias.

 

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