La provincia de Tarragona ha registrado el primer brote en España de Erysiphe corylacearum, hongo causante del oídio en avellano. Este patógeno originario de Asia, que en los últimos años se está extendiendo por Europa, representa una nueva amenaza para este cultivo en el continente.

En la cuenca mediterránea, la enfermedad del oídio en avellanos (Corylus avellana L.) está causada por Phyllactinia guttata. Se presenta a finales de verano o al inicio del otoño, por lo que sus daños en el cultivo son muy limitados y apenas tiene impacto en la producción. Sin embargo, en abril de 2021 se observó un brote inusual de la enfermedad en hojas de avellanos que provocó una rápida afectación en plantaciones comerciales del Camp de Tarragona. A diferencia de P. guttata, aparecieron las manchas redondeadas de micelio blanco tanto en el haz como en el envés de las hojas. Meses más tarde, en junio, se observó micelio blanco, también en los involucros de los frutos.

En abril, cuando aparecieron los primeros síntomas, se envió una muestra de hojas afectadas al Laboratorio de Agricultura y Sanidad Vegetal de la Generalitat de Catalunya, que identificó el género Erysiphe sp. como el causante del oídio.  Para determinar la especie, se envió también una muestra de hojas de dos fincas de la localidad de La Selva del Camp al laboratorio de la Universidad de la Tuscia, en Italia, donde fueron analizadas y se confirmó que se trataba de E. corylacearum. Ya se había descrito que este hongo infecta otras especies de Corylus en Asia. El hongo apareció fuera de Asia por primera vez en 2013, en Turquía, donde causó pérdidas significativas en la producción de avellana. Desde entonces, se ha extendido rápidamente a países de Oriente Medio, el Cáucaso y Europa. En 2018 se encontró en Irán, Azerbaiyán y Georgia. Recientemente se ha detectado en Suiza, Ucrania, Austria, el norte de Italia y Rumania. En 2021, apareció en el centro de Italia y Tarragona.

Como advierten Mercè Rovira, doctora en Biología e investigadora del programa de Fruticultura del IRTA, y Anna Aymamí, bióloga y técnica de Sanidad Vegetal del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya, lo preocupante es que este hongo “haya aparecido en abril, porque es cuando más puede afectar al desarrollo del árbol, ya que impide a las hojas realizar su correcta función fotosintética, y produce la defoliación del árbol”. Por el momento, el control fitosanitario es limitado, ya que en el cultivo del avellano no se dispone de ningún fungicida sistémico registrado contra oídio; solo existen algunas formulaciones de azufre y dos fungicidas de contacto con una acción física.

El Servicio de Sanidad Vegetal propone medidas culturales para reducir la presión de la enfermedad, como la eliminación de los restos vegetales infectados para rebajar el nivel de inóculo inicial o la realización de un adobado equilibrado y evitar el exceso de vigor en la plantación. A la espera del comportamiento del patógeno esta primavera, los esfuerzos de los técnicos de Sanidad Vegetal y de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV) del cultivo del avellano, se centran en ensayar estrategias de lucha preventiva e incentivar el registro de nuevos fungicidas para disponer de suficientes herramientas en el manejo de la enfermedad y evitar posibles resistencias en un futuro.