Representantes de ALAS (Alianza para una Agricultura Sostenible) han trasladado a Miguel Arias Cañete, Comisario Europeo de Acción por el Clima, la necesidad de autorizar la renovación del glifosato, sustancia activa herbicida empleada desde hace más de 40 años, por 15 años, que es el tiempo que le corresponde conforme a la evaluación científica y a la legislación en vigor

En la reunión ALAS han solicitado al comisario europeo de Acción por el Clima la necesidad de defender el criterio científico que avala la seguridad del glifosato para los usos para los que está autorizado, y que constituye un elemento esencial para el desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles y con capacidad de mitigación del cambio climático como es la Agricultura de Conservación.

Esta petición se realiza una vez que las instituciones competentes europeas como la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) y la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas), han emitido sus dictámenes favorables avalando la seguridad de esta sustancia activa contra las malas hierbas, paso previo necesario para la renovación de la autorización.

Durante el encuentro mantenido, desde ALAS han trasladado su preocupación por el impacto negativo en el medio ambiente que supondría no disponer de glifosato, al impedir el desarrollo de técnicas de cultivo como la Agricultura de Conservación, que ha demostrado su capacidad de poder compensar en España el 100% de las emisiones de CO2 generadas en la agricultura.
El uso del glifosato supone una herramienta eficaz en la conservación del suelo, máxime ante el grave problema de erosión existente en nuestro país, reduciendo los trabajos de laboreo en las tierras de cultivo.

Consecuencia de un menor trabajo de laboreo son la reducción de emisiones de dióxido de carbono por dos vías, un menor consumo de combustible y una menor liberación de CO2 desde el suelo por oxidación del carbono contenido en el mismo. Por esto, el control químico también reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.

El manejo de cultivos sin la utilización de sustancias activas adecuadas, puede suponer un incremento de hasta el 47 % en la huella de carbono según una evaluación realizada para la UE en los principales cultivos. Por tanto, el uso del glifosato puede contemplarse como un factor determinante para el cumplimiento de los objetivos de la COP21 en materia de reducción de gases de efecto invernadero y limitación del aumento de la temperatura del planeta.