Tras superar la fase de investigación y ensayos en campo, Koppert ha conseguido desarrollar comercialmente su estrategia de control biológico en fresa frente a Scirtothrips aurantii, la plaga que más problemas está ocasionando en la zona productora de Huelva desde su aparición en 2020, y avanza en otros cultivos de frutos rojos afectados, como arándano y frambuesa. El protocolo recurre a la eficacia de dos depredadores: Amblyseius swirskii y Orius laevigatus.

Desde 2024, la expansión de Scirtothrips aurantii por las comarcas costeras mediterráneas de la península y Baleares ha sido vertiginosa. En las provincias de Huelva y Sevilla, afecta a fresa, frambuesa, mora, arándanos, cítricos, caqui y aguacate. En la Comunidad Valenciana, en apenas un año ya se ha detectado en cítricos, granado, caqui, uva de mesa y aguacate en 25 comarcas de las tres provincias. Una colonización sin precedentes.

La otra especie del mismo género, S. dorsalis, se detectó en el sur de Alicante en 2016 y actualmente también está causando daños en la Región de Murcia y Andalucía. En España se ha detectado en numerosos cultivos, como cítricos, vid, mango, ciruelo, caqui, higuera, frutos rojos y diversos hortícolas.

El desarrollo de la primera estrategia de control biológico en fresa contra Scirtothrips spp. es fruto de un ambicioso proyecto de investigación desarrollado por Koppert para controlar los trips, tanto los de este género como otras especies de trips que también dañan al cultivo, como Frankliniella occidentalis. Se basa en la combinación de dos enemigos naturales: el fitoseido A. swirskii, que se aplica en el formato exclusivo de sobre aluminizado Swirski Ulti-Mite, y el chinche depredador O. laevigatus, que se utiliza en el formato comercial Thripor-L.

Aunque estos dos enemigos naturales son viejos conocidos del control biológico, la empresa destaca que la clave del éxito de su estrategia radica en haber identificado el momento de suelta y las dosis más adecuadas, combinando ambos depredadores.

El protocolo se desarrolla en dos fases. Al principio del ciclo de cultivo, en noviembre y diciembre, se deben llevar a cabo las primeras sueltas para garantizar la protección del cultivo frente a las plagas, recurriendo al fitoseido; al mismo tiempo, se deberán realizar sueltas de O. laevigatus frente a F. occidentalis.

Posteriormente, en febrero y marzo, se realizarán sueltas de refuerzo con A. swirskii en para mantener a raya la plaga. El protocolo desarrollado por Koppert no solo permite proteger la producción del ataque de los trips, sino también que los frutos estén totalmente libres de residuos químicos, un factor crítico para su comercialización.

Hasta la aparición de S. aurantii, las plagas habituales en fresa eran la araña roja (Tetranychus urticae), que puede debilitar la planta y reducir la capacidad de producción; los pulgones (Aphys gossypii, Myzus persicae y Chaetosiphon fragaerotii), que provocan deformación de las hojas, debilitamiento de la planta y la transmisión de enfermedades virales; el trips de las flores, F. occidentalis, que además de causar daños en los tejidos de las flores y frutos, es un vector transmisor de virus; y algunos lepidópteros, como Spodoptera exigua, Spodoptera litoralis o Helicoverpa armigera. “Para las principales plagas tenemos una estrategia conjunta que aplicamos durante la campaña, con el depredador Phytoseiulus persimilis para el control de araña roja, con distintos tipos de parasitoides o depredadores para el control de pulgón, dependiendo de la especie, y para los trips, que hacemos uso de estos dos auxiliares”, resume Tani Fernández, técnico de Koppert España especializado en frutos rojos, que reconoce que el nuevo trips ha obligado a readaptar la estrategia de control biológico en este cultivo.

La nueva estrategia presentada en fresa es solo el primer paso: Koppert avanza sus ensayos en otros cultivos de frutos rojos, y se encuentra en la última fase de desarrollo de nuevos protocolos de control frente a Scirtothrips spp. en cítricos, uva de mesa y diversos cultivos frutales y hortícolas.

Fresón de Palos, la mayor productora de fresas de Europa, ha apostado decididamente por la Gestión Integrada de Plagas. En 2023, firmó un acuerdo de colaboración con Koppert que incluía el asesoramiento técnico para implantar los protocolos técnicos de control biológico en los cultivos de fresa, frambuesa y arándano. Además, contemplaba un programa de formación con la finalidad de dar a conocer la metodología de control biológico al equipo técnico de Fresón de Palos y también a los propios encargados de finca y socios productores. Uno de ellos es Cristian Cumbreras, socio de la cooperativa, que ha implantado el control biológico de la mano de Koppert, y aunque reconoce que “la adaptación a los protocolos ha sido bastante complicada”, ahora es un firme convencido de sus ventajas; incluso, apoya la estrategia con trampas provistas de cámara y placas cromotrópicas amarillas y azules, que gracias a la digitalización y la inteligencia artificial son capaces de distinguir las especies de trips presentes en el invernadero, una información clave para ajustar el momento idóneo de las sueltas.

S. aurantii es una especie muy polífaga que se puede encontrar en más de cincuenta especies de plantas. Es originaria de África y Yemen, donde está muy extendida. Los frutos atacados por estos trips presentan graves deformaciones y alteraciones del color que hacen que pierdan su valor económico. Esto se ve agravado por la actual escasez de fitosanitarios disponibles en el mercado para el control de estos trips, ya que la retirada del mercado de la materia activa abamectina supone la eliminación de la principal herramienta química que se venía utilizando en frutos rojos, a la que se suma la reciente pérdida del registro del spirotetramat, principal materia activa para el control de pulgón en berries.

En noviembre de 2020 se confirmó su presencia en la provincia de Huelva. Tani Fernández recuerda la sorpresa que supuso su aparición, y cómo ha ido colonizando otros cultivos en la zona.

En fresa, los síntomas se observan en los primeros meses de la campaña, entre noviembre y diciembre, e incluso se pueden extender durante el invierno si las condiciones ambientales lo favorecen. Así, en la campaña 23-24, una vez finalizada la plantación en octubre y con una media de temperaturas máximas y mínimas de 22ºC y 13ºC durante la primera quincena de noviembre, este trips estuvo colonizando el cultivo, incluso antes de la colocación de la cubierta.

Los síntomas en hojas son daños alimenticios, con crecimiento ilimitado y coloración oscura, achocolatada, que comienzan en la base de los foliolos, en torno a los nervios principales. Los frutos, que también son atacados, tienen un crecimiento limitado y un espacio herrumbroso, sin brillo.